Lo que cambia el mundo! Hace cuatro días, en la estación de Renfe, tomábamos un café con el señor fiscal general del Estado, que volvía de Lucena, camino de Madrid. Un detalle por su parte, el abrir un hueco para saludar a los amigos, junto al subdelegado del Gobierno en Córdoba. Tras su marcha, le comentaba a Juan José Primo: "¿Te has dado cuenta? Le he visto como más serio, más pensativo". Y ahora no nos sorprende la dimisión. Hasta hace también unas jornadas, el enfrentamiento entre Cuba y Estados Unidos seguía cabalgando sobre los lomos de una retardada Guerra Fría. Y ahora, el deshielo de las relaciones, con una reflexión de fondo por parte de Obama: "La estrategia que manteníamos resultaba ya obsoleta", mientras Raúl Castro comentaba: "Hay que aprender a convivir con nuestras diferencias", ensalzando en sus palabras la silueta del Papa Francisco y su intervención clave como mediador en las negociaciones. En la nueva era que comienza a dar sus primeros pasos --algunos la llaman la Era Digital--, ya todo es posible. La decisión acordada por Cuba y EEUU tiene como base un principio elemental: "Los problemas hay que solucionarlos racionalmente, si queremos sobrevivir a los nuevos enemigos del mundo y, sobre todo, a los que quieren imponer la destrucción y la muerte". Este es el gran argumento, como telón de fondo. Inmediatamente nos viene a la mente la pregunta que un avispado analista político ha formulado ya con claridad rotunda: "¿Por qué los cubanos y los norteamericanos pueden entenderse, pese a estar tan distantes ideológicamente y no puede entenderse los dos grandes partidos españoles para hacer frente a los mismos problemas que tiene hoy el mundo civilizado?". Sería la gran pregunta, la pregunta de casa, la que podemos y debemos formularnos los españoles. Ha llegado la hora de responder con urgente sinceridad. Nos va la vida.

* Sacerdote y periodista