Por gentileza de un amigo recibí hace días el titular de un periódico que decía: "La Junta pide a los docentes quitar las tildes de los SMS para ahorrar". Y a continuación aclaraba: la medida pretende reducir el gasto para las familias de los mensajes con datos, etc.

¡Bueno, bueno! Si con estos ojitos no lo leo, no lo creo. Y la primera pregunta que me asaltó es más que evidente: ¿pero acaso se saben usar las tildes correctamente, incluso en textos literarios? ¡El trabajito que cuesta que los chavales aprendan a ponerlas, al menos en las palabras agudas! ¡Menuda guerra la de los dichosos acentos! Por lo visto, claro está, cuestan un dinerito ponerlas en un mensaje del móvil donde los jóvenes abrevian tanto que ni un jeroglífico tiene que ver y dónde la ortografía, el vocabulario, etc. son auténticas patadas al diccionario.

Yo no sé lo que puede costar una humilde tilde colocada en un mensaje, pero sí sé lo que cuesta un móvil, una tableta, la equipación de un determinada selección de fútbol, etc. Nos sobra mucho de todo. Vivimos inmersos en el tremendo agobio de no encontrar un espacio, por pequeño que sea, vacío. Nuestras vidas, nuestras casas, nuestro mundo han perdido todo tipo de belleza, humanidad, alegría... Por el deseo consumista de tener mucho de todo. Ahorrar, simplificar, reducir gastos nada tiene que ver con la ortografía tan necesaria en la vida para que los demás nos comprendan.

¡Ojala todo quedara reducido a tilde más, tilde menos! Un poco de sensatez a todos y cuidemos al máximo la belleza y colorido de nuestro lenguaje tan maltratado y cada vez más invadido por extranjerismos que circulan sin ningún pudor. ¿Cuánto costarán los novedosos selfies ? Un trabajito hasta descubrir que se trataba de un autorretrato nuestro y de toda la vida.

* Maestra y escritora