En marzo de 1996 la derecha ganó las elecciones generales. Hubo quien, desde las páginas de su periódico, le recordó al nuevo presidente que debía la victoria al grupo de medios de comunicación que realizó una formidable campaña de descrédito de Felipe González y de sus últimos gobiernos. Los socialistas estaban ya en su cuarta legislatura desde 1982, y algunos errores gravísimos favorecieron la desconfianza en ellos. Tras dos legislaturas de gobierno del Partido Popular, los socialistas volvieron en 2004 al poder, pero ahora no han contado con ningún margen de confianza, ni ha hecho falta que cometan errores de bulto para que desde un principio arreciaran las críticas contra Zapatero y su gobierno, en muchos casos ad hominem y ad mulierem . Les molesta que ganaran unas elecciones que al parecer deberían haber sido un triunfo de la derecha, así lo ve el sector de los populares que ha impuesto en el seno del partido sus posiciones, ya explicitadas durante la segunda legislatura de gobierno de Aznar .

Dice Antonio Machado en Juan de Mairena : "La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero", menos conocida es la respuesta de Agamenón : "Conforme", mientras que el porquero afirma: "No me convence". Más abajo, el poeta establece la diferencia entre "verdad de razón" y "verdad de hecho", a partir del principio de que toda regla tiene su excepción, y realiza un ejercicio de sofística donde al final propone: "Continuar por razonamientos encadenados, hasta alcanzar el vórtice de la estupidez". Y Mairena hace referencia de nuevo a la verdad al explicar que un filósofo nunca renegaría de ella si la oyera de labios de su portero, porque en eso consiste el privilegio de los grandes filósofos, sin embargo, afirma, "la mayoría de los hombres preferirá, a la verdad vulgarizada..., la mentira ingeniosa o la tontería sutil". En esta línea se hallan los populares, por un lado no les convence que la existencia de la verdad no dependa de quién la diga, después han encadenado una serie de razonamientos que los ha conducido a la torpeza de no reconocer la realidad, y por último piensan que los ciudadanos nos vamos a convencer de sus mentiras, nada sutiles por cierto, en especial todo lo que dicen acerca del 11-M. Lo más preocupante de todo esto es que nos encontramos con una oposición cuyos dirigentes no saben estar a la altura de las circunstancias, pues piensan que de nuevo, como en 1996, será suficiente el apoyo de determinados medios de comunicación para ganar las elecciones, y lo peor es que todo ello genera un clima político irrespirable, que conduce a la fatiga, a la desconfianza y al hartazgo de los ciudadanos.

De mi confianza en las instituciones democráticas, en todas, deriva mi confianza en la política y en los políticos, por ello me parece muy grave lo que algunos intentan para desacreditar al gobierno de Zapatero, no tanto porque lo ataquen o lo critiquen, posición legítima, sino porque lo hacen desde el rencor, sin argumentos y con el recurso a afirmaciones falsas, como Fraga en una entrevista del pasado domingo al afirmar que la memoria histórica significaba una división entre buenos y malos, o cuando se cae en exageraciones como la realizada en estas páginas el pasado día 4 en un artículo esperpéntico (por lo desatinado y absurdo) firmado por un grupo de opinión que hablaba de "democracia triste", menospreciaba a los grupos minoritarios de la Cámara y presentía la existencia de una "dictadura sin rostro", todo ello derivado de un supuesto "complot de silencio". A la vista de cómo está la situación, pienso que la nueva asignatura de la que tantos se quejan y de la cual soy partidario, Educación para la Ciudadanía , debería ser obligatoria para muchos, no sólo para nuestros jóvenes.

* Profesor