La agobiante y constatable presencia de smartphones en los escenarios habituales de nuestra vida solo es comparable con la abrumadora irrupción de políticos en estas vísperas electorales. Si los móviles inteligentes van conquistando espacios de nuestra intimidad porque así lo han decidido los empresarios del ramo que quieren incrementar sus ventas, mientras haya cobertura, hasta el infinito, los partidos políticos --aunque sean de izquierdas-- incorporan a su doctrina el comportamiento capitalista con tal de "vender su producto", el candidato. Y así, el comité provincial no duda en interceder ante ministros y consejeros de su misma cuerda para que acudan a escenarios provinciales y proclamen las excelencias de sus productos o se dejen ver para que los electores se queden con su cara. Los ministros de Economía y de Empleo y Seguridad Social, Luis de Guindos y Fátima Báñez, respectivamente, han recalado recientemente en Córdoba para dejar sentado, en definitiva, que el PP --ellos y todos sus candidatos-- lo están haciendo muy bien. Y María Jesús Serrano, exalcaldesa de Baena y consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, por ejemplo, se ha convertido estos días casi en la auténtica delegada del Gobierno andaluz --ahora que su correligionaria Isabel Ambrosio ha tenido que abandonar el puesto para pelear la alcaldía a pie de calle, y Rafi Crespín está aún verde-- porque va en la lista del PSOE al Parlamento andaluz. En ránking de presencia está superando ya a la delegada de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, María Isabel Baena, que se lo trabaja bastante bien. Es comprensible que el comité provincial tenga que hacer cada día la lista de comparecencias del candidato en la calle para que los electores conozcan el producto . Pero parece que algo de emprendimiento --ellos que hablan tanto de él-- e imaginación les falla a los partidos tradicionales en el diseño de sus campañas electorales cuando el pueblo no se entusiasma con su apabullante exhibición ante unas elecciones. La oposición le ha achacado a Rajoy que desde su tribuna ha dibujado un mundo irreal en el debate del estado de la nación. Los ciudadanos cada día están más enganchados a la irrealidad viral de Android, BlackBerry o WindowsPhone. Hasta la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, se ausenta de la realidad jugando a un juego del smartphone cuando intervenía el líder de su partido. ¿Será que el mundo real ya no es llevadero sin un iphone o que el discurso de un político no le interesa ni a ellos mismos?