Hace unos días un mantero sin licencia murió de un infarto mientras huía de una policía que ha sido cuestionada como asesina por cierto sector aun habiéndolo asistido en primeros auxilios. Hace unos meses con el ilegal proceso independentista catalán, la policía salió a las calles para cumplir su obligación de velar por el orden constitucional y fue insultada por ese mismo sector. Hace unos años, el movimiento indignado también dio lugar a que las Fuerzas del Orden --como es normal donde hay mucha gente junta-- estuvieran pendientes de las miles de personas que exigían más honradez en la política. Dicho movimiento fue origen de un partido por tanto con un embrión envidiable pero que en su crecimiento está utilizando este precioso surgir para cuestionar a las Fuerzas de Seguridad del Estado por considerarlas no democráticas cuando en España reina todo un abanico de seguridad y libertades públicas. Es cierto que habrá agentes cada uno de su padre y de su madre pero nadie puede contradecir que hoy por hoy las Fuerzas de Seguridad del Estado son las principales garantes de la paz social y el restablecimiento de la justicia inmediata, cosas que hacen que este país, reitero con mucho por hacer en economía, sea uno de los lugares más bonitos para vivir, precisamente por un sistema que a trancas y barrancas ofrece prestaciones fundamentales para el Estado Social como sanidad y educación universal pero también seguridad en nuestras calles para todos (que también es imprescindible para garantizar la libertad). Lo que hay sobre todo en la policía son incontables historias heroicas por un sueldo vergonzoso. Ayer mismo un Guardia Civil de tantos fue arrastrado por un rio cualquiera después de salvar a una mujer anónima. Yo recuerdo a dos mujeres policías locales, cordobesas y guapas, que fueron asesinadas por unos atracadores. Y lo fueron por amor a su urgente cometido cuando podían haberse hecho las remolonas hasta esperar refuerzos. Eso sin enumerar las víctimas del terrorismo. Púes bien, parece que esta política que presume como estrella de innovación social el ampliar las libertades, pretende dar sentido a su novedad con el injusto mensaje de que nuestros policías son fuerzas represoras. Pero la gente no es tonta y sabe muy bien lo que todos elegimos en 1978. Todo no vale para acceder al poder ni aun en democracia y esta forma de crear adeptos acarreará lo contrario de lo que pretenden; en las urnas, como en todos los planos de la vida, para ganar hay que tener deportividad, vergüenza y educación.

* Abogado