"Si gana Podemos me voy de España".

Me gustaría analizar desapasionadamente esta frase tan manida ya entre muchos votantes de la derecha. La mayor parte de las personas que se manifiestan tan vehementemente carecen de infraestructura en el extranjero y tendrían que soportar estoicamente una eventual victoria electoral de los de Pablo Iglesias.

En mi opinión de la España que hay que marcharse no es la de Podemos si finalmente Pablo Iglesias se convierte en presidente del Gobierno. De la España que habría que haberse ido ya es de la gobernada alternativamente por PP y PSOE desde el derrumbamiento de la UCD en los albores de nuestra, por entonces, ansiada democracia.

Felipe González aboga sin tapujos por una coalición de socialistas y populares que les garantizaría un poder omnímodo de por vida; a la sagacidad del sevillano no se le ha escapado que, en tiempos de zozobra, PP y PSOE no son dos partidos, sino uno, el PPSOE que debe luchar por mantener el liderazgo alternante de estos dos transatlánticos de la política.

He oído decir a personas bien formadas que si gana Podemos los sueldos de los profesionales bajarán tan drásticamente como lo hacen los salarios de los políticos de Podemos que se bajan voluntariamente sus retribuciones. Estoy seguro de que eso no sería así porque si así fuera la moción de censura del PPSOE no se haría esperar.

En Cádiz gobierna José María González Kichi (que dicen deriva de un "disléxico" y cariñoso "chiquitito" en su infancia). Reconozco que verle intentar impedir sin éxito el desahucio de una familia marginal gaditana me llegó al alma. La conversación de Kichi con un policía nacional tratando, sin éxito, de ganar tiempo forma parte de la historia de la nueva forma de hacer política. Si bien no comparto muchas de sus ideas, en esa actuación concreta, me quito el sombrero ante usted, señor alcalde.

José María, aunque no nació en Cádiz sino en Rotterdam, es tan gaditano como el Carnaval, en el que participa cada año muy activamente. En Carnaval, Cádiz es la única ciudad del mundo donde las personas se estructuran por talento, no por clase social; un bedel de la facultad puede ser el líder de una chirigota y el catedrático, simplemente uno más. En ningún otro grupo humano se produce este inaudito fenómeno. En la Tacita de plata se han acuñado frases tan memorables como "eres más de Cádiz que el paro", frases en las que el gaditano se ríe de su propio drama. Aunque no les daré mi voto, les deseo lo mejor a Kichi y Teresa Rodríguez, los Clinton de Cádiz , y como gaditano que soy, estoy muy orgulloso de que la cuna de La Pepa vuelva a ser protagonista por derecho propio de la política española.

* Doctor en Medicina ylicenciado en Derecho