La pinza no va a ser la que dicen que apretó de un lado la IU de Anguita y de otro el PP de Aznar en contra del PSOE: programa, programa, programa. No, la pinza será la que los electores del PP y del PSOE tendrán que ponerse en la nariz para votar a los suyos sin que les llegue el olor de sus respectivas corrupciones; porque está visto que si, a causa de su justa ira, se abstuvieran, se exponen no a una pinza sino a la tenaza liberticida de Podemos. A muchos nos molesta la campaña que en lo personal se ha venido desarrollando contra Podemos y sus líderes, lo hemos escrito varias veces, porque contra Podemos hay que esgrimir argumentos, comparaciones, análisis de su inexistente o aberrante programa, y --como se está haciendo en estas últimas semanas-- también hay que ponerlos ante el espejo de sus propias corruptelas de pre-casta, de proto-casta, de aprendices de brujo de toda ilegalidad financiera y de estar al servicio de potencias extranjeras como Irán, Venezuela, Ecuador (¡qué vergüenza la entrevista rastrera de Pablo Iglesias en televisión con Rafael Correa!), Cuba y sitios así. Como en Francia en los años ochenta, la derecha y los socialistas deberán irse acostumbrando a una cohabitación política, o sea a un acuerdo postelectoral para detener a los del círculo morado. Más le valiera al precadáver político Pedro Sánchez dejar sus histerias anti PP porque el final no va a ser otro que ése, el entendimiento para tratar de regenerar la podredumbre desde dentro sin las aventuras y los riesgos que preconiza Podemos. Todos a buscar su pinza, a taparse la nariz y a votar democracia.

*Profesor