El PNV salvó ayer los Presupuestos Generales del Estado (PGE), según sus propias explicaciones, por su sentido de la «responsabilidad» y su intención de «evitar el abismo» que se abriría en la política española. Las cuentas se aprobaron con la mayoría absoluta de los 176 votos del PP, Cs, PNV, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias, Coalición Canaria y Nueva Canarias. Tras la sesión, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dejó ver su alivio en una exposición en la que resaltó las ventajas de la estabilidad económica, tanto internas como ante la comunidad internacional, mientras el resto de grupos cruzaban reproches y justificaciones, tras el mar de contradicciones que ha sido esta negociación. Tiempo habrá para analizar más a fondo los contenidos de unos PGE que no traen mejoras para Andalucía, un jarro esperado de agua fría tras la negativa del ministro de Fomento a aumentar las inversiones. Andalucía queda pendiente ahora de que se negocie, como prometió Rajoy, la reforma de la financiación autonómica. De momento, las claves están en la continuidad del Gobierno y en que no se convoquen elecciones generales cuando la crisis catalana está abierta --interesante la certeza del PNV de que el 155 dejará de aplicarse pronto en Cataluña-- y los casos de corrupción cercan al PP. Ha sido una inyección de vida para el PP, pero también abre un paréntesis de estabilidad para abordar importantes y graves asuntos pendientes.