Pedro Sánchez vuelve a ser secretario general del PSOE y con ello volverá a marcar los designios no solo de su partido, sino también de lo que va a ser una parte fundamental de la oposición a las políticas del partido que gobierna en España, es decir, al PP. Muchos se han extrañado de su victoria, en mi caso no ha habido tal sorpresa porque realmente los estilos e incluso dialécticas del Sr. Sánchez y la Sra. Díaz son muy parecidos: altos grado de populismo, entendido como lo define la RAE (tendencia política que pretende atraer a las clases populares), buenas dosis de drama a lo Escarlata O’Hara («a Dios pongo por testigo que...» salvaré España), y frases grandilocuentes, que no conducen a nada, con ausencia tanto de ideas como proyectos reales y viables que puedan ayudar a nuestro país. En definitiva, casi nadie se ha creído que uno u otro podían plantear una alternativa al PP, que desde luego es lo que a cualquiera que crea en la democracia le gustaría. Eso sí, al menos la Sra. Díaz está algo más lejos de las propuestas de Podemos, que a estas alturas cualquiera reconoce como un posible paso hacia atrás en el desarrollo español, en todos los sentidos no solo en el económico. Entonces, por qué la incertidumbre e incluso el desconsuelo de muchos por esta victoria del Sr. Sánchez Castejón, pues precisamente por eso, por sus propuestas.

Las propuestas del Sr. Sánchez Castejón para gobernar España aparecen en un documento denominado Por una nueva Socialdemocracia. No voy a discutir todas las inexactitudes económicas que se cometen en dicho documento cuando se pone como ejemplo el esplendor de los cincuenta y sesenta gracias al «consenso keyneisano» o de cómo Thatcher y Reagan acabaron con toda esa prosperidad (y que conste que ninguno de ellos es precisamente santo de mi devoción), ni le voy a recomendar que lea a Hayek o que no insinúe que Rodríguez Zapatero fue buen presidente para España, entre otras cosas porque quién soy yo para recomendar, sino que simplemente voy a reflexionar sobre afirmaciones económicas contenidas en el mismo.

El Documento abre afirmando, entre otras cosas, que debido al capitalismo neoliberal se ha destruido el poder organizado de los trabajadores, ha aparecido el precariado, han crecido las desigualdades, ha surgido la financiarización de la economía, el uso del crédito en condiciones abusivas o las expansiones monetarias, junto con el aumento de la deuda, etc. ¿En serio? ¿Es que ningún partido socialdemócrata, incluyendo el PSOE español, ha gobernado nunca en ningún país del mundo? ¿De veras ningún socialdemócrata ha contribuido a nada de eso? Además, los sindicatos se han destruido a sí mismos por su falta de credibilidad, las condiciones laborales precarias solo se paliaron cuando las empresas se expandían y ganaban dinero, los tipos de interés jamás han estado tan bajos en España, y a todos los partidos políticos, mucho más a los socialdemócratas, les encantan las expansiones monetarias y endeudarse. De hecho, muchas de las medidas contempladas van en esa dirección, ya que, se propone una mutualización de la deuda pública por parte del Banco Central Europeo, es decir, que aquellos países con déficits y deudas moderadas carguen con la irresponsabilidad de aquellos que no han sabido diseñar economías sólidas que no necesiten endeudarse; más dinero para políticas activas de empleo que se sabe no funcionan; subir los impuestos a las empresas que utilicen «maquinas inteligentes», que no sé exactamente que son, en lugar de humanos; dar una renta básica universal; gastar más en inversión, que como siempre no se especifica qué tipo... ¡Ah! y por supuesto derogar la reforma laboral. A lo anterior se le unen muchas cuestiones obvias que a todos nos gustaría que se llevarán a cabo, pero con qué dinero.

* Profesora de Economía. Universidad Loyola Andalucía @msalazarord