Hoy, día 1 de mayo, se celebra el Día del Trabajo y la fiesta de san José Obrero. Con este motivo, el secretariado diocesano de pastoral obrera celebró ayer una charla--reflexión sobre Trabajo y dignidad humana, a cargo de Juan Francisco Garrido Jiménez, militante de la Hoac, y a continuación, una Eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación. "Como Iglesia, queremos hacer llegar nuestra aportación porque nos preocupa la situación que viven las personas y familias de nuestra diócesis, a causa del paro, la precariedad laboral y las condiciones de trabajo, que no les permiten vivir con dignidad, ni con recursos para atender necesidades básicas", nos ha dicho Manuel Díaz Sánchez, director del secretariado. "La pastoral obrera, ha subrayado, Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, estamos llamados a llevar esperanza y anunciar la propuesta de vida y humanización que nos trae Jesucristo". He aquí unas bienaventuranzas dirigidas especialmente a la mujer en esta fecha. Felices las mujeres que se dejan seducir por los sueños, que tienen la sensibilidad, la fortaleza y el ánimo a flor de piel, que disfrutan creando, aprendiendo, compartiendo, amando. Felices las mujeres que intentan crecer en humanidad, que se esfuerzan por alcanzar nuevas metas personales, profesionales, de formación, optando por la cooperación con todos y rechazando en este empeño pautas competitivas que la sociedad patriarcal impone. Felices las mujeres que se sienten plenas, que necesitan vivir con la solidaridad por bandera, para poder sentirse una parte activa de la humanidad, que gritan y se enfurecen contra cualquier abuso de poder. Felices las mujeres que se sienten felices con su propio cuerpo, que se sienten orgullosas de la edad que tienen, que les gusta lo que ven cada vez que se miran al espejo. Felices las mujeres que llevan a cabo las actividades con las que más se realizan personalmente, que disfrutan del camino que recorren cada día, que se encuentran contentas cuando están en casa y en el trabajo profesional. Felices las mujeres que tienen verdaderos amigos y amigas con las que poder compartir todo lo que les pasa en la vida, las dificultades cotidianas, las lágrimas amargas, las alegrías y las esperanzas. Felices las mujeres que se comprometen por conseguir los derechos negados y la dignidad de todas las mujeres del mundo, en especial de las más oprimidas y excluidas, contra la violencia y los asesinatos, para poner su granito de arena en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y fraterna. Felices las mujeres que son fértiles siempre que dan a luz una más honda amistad, cuando generan vida de cualquier forma a su alrededor: con la justicia, el amor, la cercanía. Felices las mujeres que tienen a su lado hombres que luchan con ellas contra el machismo, por la igualdad de derechos, que sienten y lloran ante sus sufrimientos, y se alegran y festejan sus victorias.

* Sacerdote y periodista