Con la moción de censura precipitada por la sentencia de la Gürtel, Sánchez se ha adelantado y pilla a Rajoy con el paso cambiado en «sus tiempos». Desde que se hizo pública la sentencia, Rajoy tenía que haber realizado una comparecencia pública dando una explicación y anunciando que convocaría elecciones. Ello hubiera evitado no solo la moción de censura apremiante que lo aparta de la Presidencia, sino el debate de si antes de la votación tendría que haber dimitido o no. Respecto a esto último, se puede pensar que la dimisión hubiera evitado que Sánchez fuera presidente. Eso no estaba garantizado, porque imagino que el PP tantearía al PNV y se aseguraría de que, efectivamente, en la ronda de conversación con el Rey y propuesto como candidato a la Presidencia Sánchez, no contara con el apoyo del PNV. Este partido apoyó al PP en los Presupuestos Generales del Estado para la obtención del cuponazo y ha apoyado la moción de censura asegurándose el mantenimiento de aquel. Está claro que el PNV se mueve por la cuestión económica y, con el cuponazo asegurado por ambos, no lo iba a poner en riesgo; en todo caso, hubiera salido Sánchez, en segunda votación, con mayoría simple.

Sabedor Rajoy de la delicada situación que inesperadamente se le presentaba, no escapa de sus responsabilidades políticas afrontando la realidad de un Sánchez ávido de poder con el apoyo peligroso de populistas y soberanistas. Como presidente del Gobierno al que se le presenta una moción de censura, la afronta y acepta el resultado, como lo ha hecho. El mal menor es que con Sánchez en la Presidencia, solo lo estaría hasta agotarse la actual legislatura, y no por los 4 años que tendría el líder socialista si hubiera accedido a la Presidencia del Gobierno por elecciones convocadas como consecuencia de la dimisión de Rajoy. Así que aun con el paso cambiado, Rajoy ha sabido conjugar su responsabilidad política con el nuevo cambio incierto que se presenta.

* Abogada