EEstamos viendo una sociedad degradada y, créanme, no podía sospechar que después de 40 años las agresiones contra las mujeres siguieran teniendo cabida en nuestras vidas.

Antaño cuando una mujer era agredida sexualmente, aparte de no tener una defensa tan inmediata como ahora en atención médica y policial, se pensaba que, esa violencia, era debida al oscurantismo que reinaba en aquella España negra, difícil y sexista.

Si de alguna manera se luchó para que nuestra sociedad avanzara hacia una civilización de culturas y diversidad, de respeto y progreso, incluso nuestro sistema educativo (con todos los defectos del mundo) apuntó hacia una convivencia en las aulas igualitaria, entonces ¿Qué está pasando?

No hay semana que no haya una mujer asesinada o se sigan dando violaciones, como la que, presuntamente, se dio en los Sanfermines del 2016 por cinco jóvenes, que, para más desconcierto, uno de ellos es policía y otro guardia civil. Pero lo que nos faltaba ya por ver son las determinaciones que adoptan los jueces para dilucidar los hechos en las vistas orales. Que el juez admita un informe elaborado por detectives privados, contratados por uno de los acusados, para espiar a la víctima en los días posteriores a la agresión y ver si su decaimiento era relevante. Entonces, si no lo era ¿es sospechosa de no ser creída? La violan ¿y la investigada es ella?

Hay videos de los acusados en el momento de la agresión, hay testigos, hay informes médicos. Habrá que esperar la sentencia pero, el juez que instruye el caso, debería tener más claro que lo importante es lo que se produjo en ese momento de violencia, no después. ¡Que lo aparten del caso! ¡Justiciazgo! La justicia va pa largo.

* Pintora y profesora