Los otros catalanes , "els altres catalans", es un producto del nacionalismo catalán que permite, además de un enfoque de la consulta del 9-N, iluminar la tesis de largo alcance de que el fenómeno de masas de la inmigración en Cataluña impregna, sobre todo desde la Dictadura de Franco, y hasta en cierta medida determina, la evolución del nacionalismo catalán, de derecha y de izquierda. Y claramente ha pesado sobre el 9-N, según básicas investigaciones.

Fue, en efecto, bajo la Dictadura cuando se asientan en el argot catalán los otros catalanes , llegados en masa de otras tierras de España. Pero fue en el caso andaluz en el que el fenómeno cobró relieves épicos: una Andalucía desarraigada sobreviviendo en Cataluña. De más de millón y medio de andaluces emigrados, 850.000 lo hicieron a Cataluña. En 1975, de los 282.000 habitantes de Hospitalet más de 50.000 eran andaluces. En 1981, viven en Cataluña 101.743 almerienses, 42.264 gaditanos, 151.905 cordobeses, 164.536 granadinos, 24.429 onubenses; 151.837 jienenses, 77.636 malagueños, y 105. 029 sevillanos. Y el censo catalán de 1991 arroja 863.837 personas nacidas en Andalucía, 712.189 en la provincia de Barcelona.

Y es vista desde esa dramática realidad andaluza en Cataluña cuando la consulta del 9-N revela una materia clave, sin embargo silenciada con la táctica nacionalista de ocultar todo lo que pueda perjudicar al independentismo. La materia de la que hablamos quedó reflejada en el nombre de "Els altres catalans", Los otros catalanes , "catalanes" llegados de fuera. Denominación que durante la Dictadura de Franco pasó al argot catalanista vinculada al problema "nacional" catalán de la integración en Cataluña de las masas inmigrantes. Aunque el origen del título de la obra en catalán estuvo en el excelente ensayo que Francisco Candel, de origen valenciano y emigrado de niño a la Barcelona de las barracas con su familia, publica en 1964 como obra eminentemente social, de denuncia de las miserables condiciones de vida de los inmigrantes españoles en Cataluña. Por tanto, lo que hizo el nacionalismo catalán fue politizar la obra de Candel.

Pues bien, en las actuales y agrias circunstancias políticas de Cataluña la cuestión de los otros catalanes no solo se ha recrudecido, sino que ha cobrado importancia sin precedentes al incidir en los resultados de la consulta del 9-N. Y no de manera favorable al independentismo, sino en contra, como freno del mismo al que hay que conceder duración, como revelan los siguientes datos, de una de las escasas investigaciones objetivas hasta ahora realizadas sobre los resultados del 9-N, la de Jordi Sauret, director de la empresa de sondeos Feedback, en los siguientes términos: "Tenemos en Cataluña una sociedad fragmentada, que no puede actuar con independencia una parte de la otra. Y el mapa de participación en el 9- N no ha sido, por supuesto, homogéneo, según se aprecia en los grandes pinchazos que se han producido en las zonas castellano parlantes, con origen en la inmigración", siendo "el factor lingüístico de la mayor importancia. Quienes quieran ganar un Estado catalán independiente con más del 50% de votos tendrán que convencer a mucha gente que tiene su origen fuera de Catalunya. Es la parte de la población que no fue a votar. Y tiene tres focos principales: el área metropolitana barcelonesa, la costa central de Girona y la costa central de Tarragona, donde el voto españolista es más fuerte... De las cinco comarcas cuyo voto secesionista bajó del 80%, tres están en el área metropolitana de la capital. El entorno de Barcelona frena la independencia".

En realidad, el nombre de los otros catalanes es una antinomia. No se puede ser los otros si no se deja de ser los mismos, o sea, españoles en Cataluña procedentes de otras regiones españolas, en mucho mayor número andaluces, según hemos expuesto. Y en un verdadero referéndum --no en la inconstitucional y viciada consulta del 9-N--, el sí-sí, a favor de un Estado catalán independiente no habría alcanzado la mayoría absoluta de votos positivos. Además de no haberse gozado en esta consulta de las garantías que se habrían observado en una legal, como mínimo la existencia de un censo. Y votaron 2.305.290 personas, cifra cercana a la que en las elecciones de 2012 apoyaron a los partidos promotores de la consulta. En fin, de las 41 comarcas solo 12 superaron el 50% de votos y mayoría independentista solo hubo en 8 comarcas.

* Catedrático de Derecho Constitucional jubilado. Fue diputado andalucista en el Parlamento de Cataluña (1980)