El palacete barroco del convento de Santa Cruz ha recuperado su esplendor tras una exhaustiva labor de rehabilitación que (sorpresa en los tiempos que corren) se ha llevado a cabo en tiempo y forma. La inversión, de 560.000 euros, es fruto de la cooperación institucional: el Gobierno central ha aportado 364.000 euros con cargo al 1,5% que destina Fomento a inversión cultural, mientras que el resto corresponde al Ayuntamiento (25%) y a la congregación de clarisas franciscanas, que asume el 10% restante. Córdoba cuenta, gracias a esta actuación, con un nuevo inmueble recuperado para el rico patrimonio cultural de la ciudad, destinado al uso público cuando se cierre entre el Ayuntamiento y las monjas un acuerdo de cesión por 50 años. La rapidez y eficiencia de los trabajos topa ahora con algunas dificultades para la puesta en uso del edificio. Por una parte, el Ayuntamiento, a través de Vimcorsa, debería haber satisfecho su parte en las certificaciones de la obra, pero arguye que previamente debe «subsanar deficiencias» en el convenio firmado con la comunidad de hermanas pobres de Santa Clara. Esperemos que, igual que la obra se ha ejecutado a tiempo, tampoco los pagos se retrasen más, al tiempo que se decidan los usos del edificio, sean para museo conventual como originariamente se pretendía, sean otros que acuerden las partes, para que Córdoba pueda disfrutar pronto de este tesoro recuperado.