La consultora PriceWaterhouseCoopers (PWC) ya ha expresado por escrito sus disculpas: tras 70 años custodiando los sobres con los nombres de los ganadores de los premios Oscar -que llevan por duplicado dos de sus directivos en sendos maletines- es la responsable de que llegara a manos de Warren Beatty y Faye Dunawai una papeleta equivocada que provocó la bochornosa escena de confundirse en el premio a la mejor película. Pero, pelillos a la mar, aparte del ridículo, no pasa nada. Peores han sido los despistes de muchas consultoras y auditoras al evaluar los estados financieros de grandes grupos inversores y bancos. Esos «despistes» sí que han costado caros a miles de ciudadanos.