Volver al origen de las cosas ilumina mucho nuestro pensamiento. Otorga fuerza a la percepción de las realidades. En el caso de la economía, aquellos que nos acercamos alguna vez a su estudio, encontrábamos en algún rincón de los manuales su etimología: la economía, el oikomonos, no es otra cosa que la administración de la casa, del oikos, es decir, la ciencia de asegurarse de que todo lo básico e importante para vivir llega a todas las personas que viven en el hogar. Es evidente que no podemos cambiar el modelo económico desde el ámbito local, pero sí podemos fomentar el desarrollo de vías propias para ir conformando un desarrollo local diferenciado. Como decía el economista Juan Torres recientemente en una conferencia en Córdoba, podemos ir inoculando los venenos al sistema desde dentro.

Y la idea central no es otra que asegurar que los recursos llegan a todos los habitantes del oikos, del hogar, que es nuestra ciudad. Una economía para las personas, una economía democrática, la economía que no esquilme el planeta ni acelere aún más el cambio climático que ya sufrimos en transición hacia una fórmula de desarrollo que distribuya lo suficiente para una vida digna y vivible y baja en carbono, que no sea lesiva, bajo la premisa de la cooperación. Nuestra ciudad posee potencialidades que deben ser activadas. Una de las claves para esta activación es la diversificación, evitando el “monocultivo turístico” o el fracaso inmobiliario. Una línea de acción pública y privada es el fomento de otro “emprendimiento” volcado en la sociedad que no solo busque beneficio económico privado sino también el impacto en la comunidad y otros retornos. Ciertos tipos de economía colaborativa están en esa línea, buscando sinergias y retornos. La creación de una red de espacios de coworking podría fomentar ese “ecosistema creativo” que necesitamos.

De la misma forma, el impulso a la economía social y cooperativa, a empresas que distribuyen sus beneficios entre los trabajadores y que toma sus decisiones de forma democrática, contribuirá a un mejor reparto de los beneficios. Asimismo, se debería a comenzar a operar con la banca ética o las cooperativas de crédito. Es un modelo de empresa en auge y con una larga tradición en Andalucía y que permite relocalizar los beneficios y crear empleo estable y digno.

El turismo sigue una tendencia alcista, pero habrá que hacer un análisis del impacto real sobre la ciudad, ya colmatada en algunas áreas pero por desarrollar en otras, sobre la concentración de los beneficios en manos de touroperadores y empresas hoteleras frente a un trabajo precario y de mala calidad, además de evaluar el impacto sobre determinadas áreas y sobre las formas de vida. Una mayor diversificación territorial y de oferta durante el año sería necesaria, de forma que sea sostenible.

La cultura puede jugar un papel relevante en la creación de actividad económica. La creación actual y contemporánea, sumada a la puesta en valor del inmenso patrimonio histórico artístico, pueden ser un agente dinamizador de gran potencial. Han surgido en los últimos años iniciativas independientes en la creación que se suman a editoriales, salas de exposiciones, circuitos musicales... que podrían convertir la ciudad en un referente creativo, como en economías de países de nuestro entorno. La economía verde, el impulso a la rehabilitación y la adaptación energética de edificios, públicos y privados, la inversión en movilidad sostenible, las redes de huertos urbanos, el fomento de la agroecología y sus mercados y distribución, son una vía en auge que la misma UE fomenta dentro de las alternativas de creación de otro empleo.

Los propios recursos naturales y la industria agroalimentaria, así como la ecológica, de mayor valor, han de tener más repercusión y canales de distribución en nuestros mercados y en el comercio de cercanía que las administraciones deben promocionar e incentivar. La localización en nuestra ciudad de la industria del clúster de la certificación Halal puede atraer inversiones de todo el mundo musulmán, que ve en la marca Córdoba un sinónimo de valor y de fuerte contenido simbólico.

La innovación y el conocimiento, basados en un capital humano con una alta formación científica y técnica, ha de transferirse a la creación de espacios y riqueza. La UCO tiene un papel decisivo y las administraciones públicas y el sector privado deben construir alianzas. Rabanales 21 es estratégico y debe sobrevivir a los vaivenes y no convertirse en un espacio comercial.

En definitiva, una panoplia de vías diversificadas que creen en torno a nuestra ciudad un ecosistema innovador, creativo, colaborativo y cooperativo, basado en el conocimiento, la cultura y la sostenibilidad. Un modelo de desarrollo propio que nos lleve gradualemente a una transición hacia otra economía y otro empleo desde lo local. H

Concejal de Ganemos Córdoba