La decisión de suspender la búsqueda del submarino perdido en el Atlántico sur ha provocado las amargas quejas de los familiares de los 44 marinos que iban a bordo, quienes además denuncian la deficiente gestión del caso por parte de las autoridades militares. El ministro argentino de Defensa sale mal parado, especialmente por la información que se ocultó a las familias.