En la película Chitty Chitty Bang Bang un gran Robert Helmann hace de cazador de niños en el infeliz reino de la inventada Vulgaria. El cazador de niños tiene una enorme nariz con la que detecta el olor de los pequeños, "aquí huele a niños" exclama una y otra vez. Porque dicen los científicos que la necesidad crea el órgano, o lo desarrolla como en este caso. Así pasa con nuestro adorado traidor Barack Obama --llamamos traidor a quien, así sea ya el último, nos decepciona--, ya que no podían ser por nada esas grandes orejas suyas que se destacan de una nuca y un cogote más bien escuálidos. Porque Obama nos oye, y nos lee, ya lo hemos comentado por aquí alguna vez eso de ¡pobre del funcionario pentagonal que deba cepillarse los cinco millones de chismes diarios, o más, rastreando no se sabe bien qué! Pero es que ahora otros han sido capaces hasta de fotografiar la pantalla del móvil con los guasaps entre Bárcenas y Mariano, sus declaraciones casi amorosas. Me parto leyendo en lo de Mark Zuckerberg los comentarios de amigos al respecto; Mariano y Luis guasapeando por la noche: "Adiós, Luis, cuelga tú. No, tonto, que cuelgues tú". Y Obama que interviene de pronto, "colgad ya los dos que estáis muy pesaditos". Genial. Sólo gente de aquí podía resumir la cuestión en pocas palabras. Por si acaso, yo a mis amigos ya les tengo dicho que cuando me llamen comiencen diciendo "Ave María Purísima", y, tras mi "Sin pecado concebida", nos pongamos a hablar del Papa Francisco, en clave, claro, como aquellos guionistas cuando el cine franquista. Que esto de las dictaduras estimula mucho la imaginación.

* Profesor