Esta semana hemos conocido una doble buena noticia: que las obras de la primera fase de la remodelación del Palacio de Congresos de la calle Torrijos están casi terminadas y que el edificio se abrirá en junio, alternando su utilización con la segunda fase de estos trabajos, que recuperarán el esplendor de un equipamiento privilegiado, situado enfrente de la Mezquita-Catedral. A partir del verano, en teoría y si nada falla en estos planes, podría empezar la actividad de eventos y convenciones que durante tantos años ha estado a medio gas en una ciudad, como Córdoba, que podría ser un enclave de primer orden para el modelo de turismo que más ingresos genera. Los recelos se han despejado, pues desde que la Junta de Andalucía decidiera encargar a la empresa pública Tragsa la culminación de esta obra --que empezó en el 2013 y quedó paralizada en el 2015 cuando la firma adjudicataria, Aldesa, dejó a medio ejecutar el salón de actos-- los plazos se van cumpliendo con agilidad. Hizo falta tiempo, trámites administrativos para retirar la adjudicación a la firma incumplidora, y presión de la Confederación de Empresarios (CECO) y los sindicatos UGT y CCOO --además de la política--, pero ahora todo está en buena marcha.

El Palacio de Congresos, descartado antaño como el lugar de referencia de la ciudad para estos eventos (se consideraba pequeño y con dificultades por la zona, muy restringida al tráfico), se ha convertido en la única baza de la ciudad, al fracasar el proyecto del centro de congresos de Miraflores y al seguir empantanado el edificio del Parque Joyero. Ahora, con más plazas para congresistas (el plenario pasa de 540 a 759 butacas) y una mejora global de las instalaciones, el sector de organización de congresos y el turístico apremian para que no se sigan perdiendo oportunidades. En enero, la Asociación de Organizadores de Congresos cifró en 140 millones de euros los ingresos perdidos por Córdoba en cuatro años por carecer de este equipamiento.

Las perspectivas mejoran, pero hay que actuar rápido. Si llegado el mes de junio no se ha licitado y adjudicado la gestión del edificio, no será posible contratar eventos, y los últimos meses del año transcurrirán en blanco, pues la tarea de la Junta no es la gestión y captación de congresos. CECO y sindicatos ya se reunieron con la representación cordobesa de la Junta para proponer los requisitos que consideran debe incluir el pliego de condiciones para la adjudicación, entre ellos que no se dedique el Palacio de Congresos a actividades privadas como celebración de bodas. Lo interesante sería que un grupo fuerte, capaz de atraer y desarrollar convenciones y eventos, se hiciera con la gestión, para profesionalizarla al máximo y que el contador de la falta de equipamientos no avance más en contra de la ciudad. Si la nueva etapa de la reforma está presidida por la eficiencia, que esta se mantenga en el resto de aspectos que atañen al objetivo.