El parón en las obras de la futura biblioteca de Los Patos, esta vez a cuenta de la Administración central, añade elementos a un clima de pesimismo que se extiende por una Córdoba con escasos proyectos, que ha sufrido por las polémicas que retrasaron varias iniciativas y después por los recortes, y que ve como tampoco prosperan las pocas infraestructuras y equipamientos públicos que tiene pendientes. Las razones de los retrasos y parálisis son variadas. En el caso de la biblioteca, es la revisión del proyecto para incorporar un mejor sistema de eficiencia energética, que aparentemente iba a resolverse en dos meses y que mantendrá los trabajos suspensos hasta junio. Otros casos responden a supuestos incumplimientos de las constructoras adjudicatarias (el Palacio de Congresos de la calle Torrijos, de la Junta, o el futuro centro de convenciones del Parque Joyero, del Ayuntamiento), a iniciativas que se frenaron con la crisis, como la Ronda Norte, o que no acaban de llevarse a cabo, como las obras de la carretera CH-2. Con razón o sin ella, por haber aceptado pujas temerarias, por la extrema complejidad y lentitud de los trámites administrativos, o por una escasa capacidad de presión política en Madrid y Sevilla, lo cierto es que Córdoba sufre situaciones que hacen pensar en la ineficiencia y en la escasa confianza de las instituciones en sus propios proyectos. Córdoba se convierte, en suma, en una ciudad sin alicientes.