La noche de San Juan nos lleva hoy a mezclarnos con todo el Universo desde que existe, a mirar los cielos y la tierra, el sol y la máxima diferencia de duración entre el día y la noche, cuando el tiempo entre el alba y el crepúsculo empieza, de nuevo, a menguar y las sombras a crecer. Es como si la humanidad volviese a sus ancestros y se comportase como en aquellos tiempos en que las respuestas se buscaban en el cielo, que guardaba las nubes, el sol, los rayos y los truenos, y en las sombras de la noche, que era lo más parecido al infierno, cuando el ser humano buscaba su origen en el cosmos no en google. La noche de San Juan, que es el comienzo de las vacaciones y del verano, es un buen momento para contemplar en el Patio del Reloj de la Diputación Magnolia FS 11.186M/S, la exposición que Juan Zafra ha traído desde Fernán Núñez cargada de una belleza espectacular en la que el tiempo y las magnolias se conjugan con el cuerpo femenino y el masculino ciprés y donde eros y thanatos tienen explicación en el «reloj astronómico de Sol, arañado, marcado con palabras, frases, números… un indudable mascarón de proa… que señala momentos que graban nuestros hitos de memoria». El arte son las sensaciones que la belleza incrusta en nuestro interior y que los pintores pintan, los escultores esculpen, los escritores escriben y los músicos arrancan al piano, la guitarra o el violín. Ocurrió el jueves por la noche en el Teatro de la Axerquía. Al fondo, iluminada, la torre de la Catedral -la de la Mezquita es su alminar oculto—señalaba que la arquitectura cordobesa como arte se unía al de la música, que en ese momento, en la Colina de los Quemados, donde se asentaron los primeros pobladores de Córdoba, con el nombre de Beethoven y su novena sinfonía, estaba en esa zona del Poniente histórico cordobés. Ya el miércoles, a punto de entrar la estación más cálida, después del Irán-España del Mundial, Córdoba inauguró el arte de las noches de verano con sus cines, que se han convertido en el compendio socio-cultural de una ciudad que todavía conserva aquellas costumbres de buscar su origen en el cosmos no en google. Como siempre se ha hecho en la noche de San Juan.