Ahora sí que sí. Ahora sí que ha llegado la Navidad. Hace ya más de un mes que mantecados y turrones inundan los supermercados; llevamos semanas asaltados por señuelos consumistas que nos guiñan desde escaparates adornados con flores de pascua y brillos de purpurina; las comilonas de confraternidad entre jefes y empleados hace días que flagelan estómagos y bolsillos y, en general, flota por doquier una suavidad de ánimo que nos hace facilones para la lágrima y aloja hasta en los corazones menos sensibles al espíritu navideño esos sentimientos edulcorados que en cualquier otro tramo del calendario nos parecerían blandengues y cursis. Ya se han instalado en la agenda local ritos clásicos como la Muestra de Corales que se ofrece en la Sala Orive --un disfrute para el oído, como demuestran los llenos diarios-- y la apertura de patios con villancicos y degustación de anís y dulces incluidos. Pero será mañana, 22 de diciembre --y un poco también hoy, porque como dice Manolo Fernández «la felicidad es la víspera»-- cuando adquieran plena carta de naturaleza estas fiestas más o menos entrañables, según quien las cuente. Será a la hora en que toda España --Cataluña incluida, que las ilusiones del bombo no están reñidas con las de las urnas-- esté pendiente de la cantinela de los niños de San Ildefonso, tradicional puerta de entrada oficial a la Navidad.

Pero siempre hay novedades que se suman al ritual archisabido, y no por ello menos esperado. Este año brilla entre ellas un libro titulado La Navidad en Córdoba, una joya literaria que, como anuncia el subtítulo, recopila «textos e imágenes para el recuerdo». Editado con lujo y buen gusto por Almuzara, el volumen, de gran formato, se mete por los ojos ya desde la portada, donde se recorta con el ribete ondulante de las fotos antiguas la del belén de Las Ermitas, que quizá sea, de acuerdo con lo que se apunta en el prólogo, «el más hermoso de la ciudad, y de alguna manera el belén de todos los cordobeses».

Lo dicen en ese apunte preliminar los artífices de la idea, Antonio Cuesta en representación de la editorial, y José Campos, de la Fundación Bodegas Campos, cuyo proyecto asumió como propio el Foro Osio del Cabildo Catedral, que ha corrido con el mecenazgo. Entre todos han dado vida a una publicación que aúna un perfecto equilibrio entre la palabra y la imagen. Integran este capítulo, además de dibujos de Ginés Liébana, Tomás Egea, Mariano Aguayo o Francisco Martín, fotografías de los mejores nacimientos de Córdoba, públicos y privados, que inundan de color y elocuencia gráfica la parte central del libro. Sus piezas fueron adquiridas y montadas con mimo y paciencia por Antonio Castillo, Pablo García Baena, Ángel Aroca, José Luis Rey, Rafael Barón y las hermanas Amparo y Luz Durán, entre otros. Como los artistas plásticos Miguel Arjona o Miguel del Moral que, ya desaparecidos, se ofrece aquí la oportunidad de rescatar la memoria de sus belenes y todo lo que los envolvía, que era encuentro festivo y amistad. En cuanto a los textos, se presentan agrupados por temas y abarcan desde artículos costumbristas a recuerdos personales y poemas, con firmas que van desde Góngora, García Baena, Juana Castro o Gahete a Ricardo de Montis, Blanco White, Carmelo Casaño, Rafael Mir y Francisco Solano Márquez, por citar solo algunas. En fin, pura esencia navideña de esta tierra y sus gentes.