En contestación a la carta ilustrada publicada el 16 de julio en este periódico, firmada por Dña. María Luisa Ibáñez, de Granada.

Su artículo (aunque no se merece tal calificativo), no es (eso salta a la vista) ni siquiera una carta de opinión. Es simplemente una manifestación más de demagogia, sin sustancia ni aliño que dé sabor a lo que yo considero, una "olla podrida", y pido perdón a ese sabroso y castizo plato por tan bochornosa comparación. Achaca que en el Museo Taurino del Ayuntamiento de Córdoba se imparten talleres didácticos a niños, y sigue con una sarta de insultos y despropósitos a los que nos tienen (lamentablemente) acostumbrados. ¡Pobres argumentos los que enarbolan!.

Es cierto que nuestro Cabildo, como todos, acumula algunos fallos y errores. Pero, en el motivo de su misiva, debe de saber que anda un poco errada y herrada. Porque en nuestro recuperado (a D.G) Museo Taurino, en esos denostados talleres didácticos a los que usted califica de "aberrante" y de "abuso de poder", se imparte y enseña a los jóvenes el amor por la naturaleza, el acercamiento a la admiración y al cuidado del ecosistema en donde se cría, crece, vive y se solaza ese maravilloso animal que es el toro, junto a la flora y fauna que pueblan la dehesa, la marisma y la sierra que constituye su hábitat. Como ve nada de tauromaquias, y menos aún actividades perniciosas para la infancia.

Señora Ibáñez, ¿negaría usted mostrar la Alhambra de su ciudad a los niños, monumento de la humanidad, maravilla por donde quiera que la mire, porque en un momento de la historia albergara en su fábrica un serrallo, prisión de hombres e incluso se usara de patíbulo para ajusticiamiento?.

Usted se ha dignado (algo es algo) poner su titulación junto a su nombre: Profesora Universitaria. ¡Qué lujazo! Pero se ha olvidado decir a los lectores que, a lo mejor, aún no ha puesto el pie en el Museo Taurino de Córdoba, y que por lo tanto habla sin conocimiento de causa. ¿Cómo se atreve a impartir y sentar cátedra de algo que no conoce, sin miedo al repudio que sigue a la falta de veracidad, sin ruborizarse aunque sea un poquito por el ridículo que acapara? Todos refregáis a los lectores por la cara vuestros títulos, pero eso no os da valor alguno ni en moralidad, ni en rectitud, ni en conocimiento. Su escrito de opinión lo considero más como soflamas terroristas contra la convivencia ciudadana, y como soy un ciudadano de a pie, "de pueblo llano", sin más mérito que ser (y usted me empuja a decirlo, perdone la inmodestia) ingeniero Naval, historiador, escritor, poeta, Sabio del Toreo, Escalera del Exito, Premio Nacional de Poesía Taurina, y poco más, me atrevo a lanzar dos peticiones: al señor teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, para que siga implementando actividades como las que imparte el Museo Taurino, en beneficio de nuestra juventud, porque esto si que redundará en mejorar la convivencia entre todos, y a usted señora panfletista, si es capaz de albergar en el reducido espacio que ocupa su inteligencia, albergar repito, un poco de veracidad, algo de conciencia cívica y una pizca de profesionalidad, sin mentiras y sin la mala baba (en términos taurinos) que destila en su escrito, que contraste y compruebe antes de dar información pública.

¡Ah!. Y por favor, no vuelva a usar la imagen de la infancia para defender intereses en los que prefiero no entrar, pues están en mente de todos. ¡Fuera demagogias y manipulaciones!.

Rafael Carvajal Ramos

Córdoba