Ya no soy ahora el furibundo aficionado al fútbol que fui en la temprana adolescencia. Ahora no soy partidario de equipo alguno y, por supuesto, ni del Madrid ni del Barcelona. Me vacuné hace tiempo contra el entusiasmo desmedido por uno o por el otro. Disfruto con el buen fútbol sea español o extranjero. Sin haber visto el encuentro del pasado sábado, he disfrutado con la permanencia del Córdoba. Recuerdo aquel aficionado de la Peña Cañero que animó al equipo hace años utilizando la figura de San Rafael. Ahora el posible milagro no ha venido del cielo sino del buen hacer de la nueva directiva. Qué lejos queda en mi memoria el Estadio América. También los lunes durante mi internado en el Colegio de la Asunción. Salía a las Tendillas para comprar el Marca en el kiosco frente a la Telefónica. Qué bien jugaba Moreno, aquel medio centro del Córdoba. Espero los Mundiales de Rusia, no como un simple futbolero sino ante la expectativa de ver el buen arte televisivo. Lo demuestran las dos grandes cadenas públicas alemanas, ARD y ZDF, que no se limitan a retransmitir las imágenes de los encuentros suministradas por la FIFA. Qué reportajes realizan. Sugiero que los aficionados no se limiten a ver solo los encuentros en los que participe España. Espero que no se repita lo que comprobé en los Mundiales de Sudáfrica. La cadena privada que tenía los derechos no ofreció toda la inauguración. Eso sí, muchos anuncios. Veré a nuestra selección por la TV pública alemana. Lo suele hacer mejor que la privada de turno. El locutor nos habla como si fuéramos oyentes de radio y nos cuenta lo que vemos.

* Periodista