Un verano de éxitos después de décadas de logros. El deporte femenino español no deja de cosechar excelentes resultados, a pesar de que, durante años, la sociedad ha permanecido indiferente a sus laureles. La mayor visibilidad actual no es ajena al impulso feminista que agita al conjunto de la sociedad. El reconocimiento de las mujeres no es una concesión, sino una exigencia estrictamente de justicia. En los últimos años, las cotas alcanzadas son de gran relevancia, las mujeres deportistas se han impuesto en disciplinas de escasa tradición en España. Sus victorias son el fruto de muchas luchas. Han competido contra el ninguneo que se traduce en desinterés de patrocinadores y sin un soporte institucional mínimo. La situación ha cambiado. El deporte femenino cada vez acapara más titulares y su presencia es más poderosa. Las instituciones se comprometen a dotarlo de más visibilidad y recursos. Pero aún queda camino por recorrer. Para que las intenciones se cumplan se necesitan políticas efectivas de equiparación y educación. En el deporte también faltan referentes sociales femeninos y más mujeres en el poder. Solo una de cada cuatro fichas federativas corresponde a una mujer. Revertir esta situación ayudará a que los menores crezcan en los valores de la igualdad.