Córdoba está bullanguera con sol primaveral alejadas ya las borrascas. La Cata del Vino de Montilla y Moriles se inició con un anuncio. La mujer morena cordobesa, símbolo de 37 cuadros, viaja camino del Museo Thyssen malagueño. Va de la mano de Julio Romero de Torres que la pintó con un pincel en una y quizá con una copa de vino en la otra. Allí junto a Picasso me los imagino hablando del vino y las mujeres. Las vi con catas cristalinas en el recinto de la Diputación. Saboreaban Fino Cebolla ,

Cancionero , Gran Barquero , Toro Albalá , Doblas Martos y tantos otros muchos vinos de calidad insuperable. María Luisa Ceballos era un ejemplo de cómo la mujer abandona poco a poco maledicencias ancestrales y saborea mejor que muchos hombres un buen vino Lo dijo Goethe: "Una mujer y un vaso de vino curan todo mal, y el que no bebe y no besa está peor que muerto". Fijaba yo la mirada en los ojos femeninos, con ese brillo tan especial y atractivo que da el vino. Jamás lo produce una gaseosa tan negra como la pena de una mujer que nunca bebe vino. La misma mirada me recordó lo que leí en un librito árabe amoroso. El amado le dice a la amada: "Tus pechos son como dos copas repletas de vino embriagador".Vino que une a seres humanos alejados de sus problemas. Ví al alcalde, José Antonio Nieto, copa en ristre como Salvador Fuentes, Javier Martín y Francisco Zurera Los viticultores son parte esencial de la calidad de esta XXX Cata. Y acabo: "Sin vino la vida ya no es la misma y a la vida nos debemos y al vino defenderemos".

* Periodista