Viene de nuevo un frío tal vez polar, tal vez mesetario, que pondrá una nota de tristeza a uno de los meses del año (quizá el que más) más duros y desangelados en Córdoba. Frío de febrero, no es noticia salvo desastre natural, como tampoco es noticia, en el sentido de que no es novedad, que haya vuelto a subir el paro. Ni siquiera las campañas agrícolas dan ya de sí lo suficiente para que enero termine con cierta holgura en Córdoba, ni siquiera la campaña de las rebajas concede un respiro de contratación a los que no encuentran un puesto de trabajo. y ni siquiera el turismo permite calentarse en la esperanza de un empleo a tanta gente que se ahoga en el mundo de las economías de supervivencia. Ayer supimos que en enero había bajado un cuatro y pico por ciento el recibo de la luz, pero... ¿Cuántas casas no podrán calentarse en esta ciudad nuestra tan vistosa, tan bonita, tan llena de monumentos y de continuos desfiles, esta ciudad nuestra que ya está inmersa en el carnaval --no mucho, aquí no es mayoritario--, que ha programado su Semana Santa y que ya está estudiando cómo organizará la Feria de Mayo a mejor salud de todos. Pero, si los datos del Servicio de Empleo llevan nombres de personas detrás de los números, hay 1.389 cordobeses que tienen en estos momentos el corazón frío por haber perdido el calor que da salir de casa, cumplir una función social y regresar con dinero para mantener a los suyos. ¿Cuándo empezaremos a vislumbrar otro futuro?