Una mujer de Mérida le pidió a su marido que le configurara el nuevo teléfono móvil de última generación. Luego el matrimonio se separó. Y ahora, la Policía Nacional ha detenido al exmarido, de 50 años, que había instalado 18 aplicaciones en el móvil de ella para espiarla y al que se acusa de un delito de revelación de secretos y otro de violencia de género. Su obsesión era tal que controlaba llamadas, fotografías y aplicaciones. El pastel se descubrió cuando un familiar le dijo que había escuchado una conversación de ella con una tercera persona. Entre eso, y las rarezas del terminal, decidió denunciar.