La alcaldesa de Berga (Barcelona) debería saber que la voluntad popular puede cambiar las leyes ejerciendo su derecho al voto y eligiendo a sus representantes para que estos las cambien, pero que nunca la «legitimidad popular» estará «por encima de la legalidad establecida», como dijo ayer para justificar ante el juez su negativa a retirar la estelada del Ayuntamiento.