El mercado laboral de Córdoba ha sido siempre inestable desde el punto de vista de la contratación. El considerable peso del sector agrario da lugar a contrataciones temporales, lo que, a su vez, hace oscilar

el paro al alza o a la baja en función de las campañas. Los años de crisis han consolidado esta estructura,

añadiendo un factor agravante: el aumento de la contratación a tiempo parcial. El informe presentado

por el sindicato Comisiones Obreras esta semana señala que el 18,5% de los asalariados cordobeses

tienen contratos a tiempo parcial, el doble que hace diez años. Si en una provincia donde el paro alcanza

al 25,63% de la población activa se añade la precariedad de esa alta tasa de contratos que no cubren

la jornada completa, hay que concluir que el empleo creado desde que se empezó a salir de la crisis económica es todavía de peor calidad de lo que se suponía: si en torno al 98% de los contratos que se hacen son temporales y encima una buena parte lo son a tiempo parcial, hay algo que está fallando gravemente en Córdoba. Podría haber, como sospecha CCOO, una situación en la que las condiciones firmadas no sean luego las reales. Independientemente de que la inspección debe estar atenta, los empresarios deberían concienciarse sobre el tipo de empleo que generan, y también aprovechar las ayudas existentes, como las del nuevo programa de fomento a la contratación aprobado por la Junta de Andalucía.