Tras el escrutinio de las especiales elecciones de Cataluña, convocadas por el Gobierno estatal y no por el autonómico, parece que tenemos igual escenario que antes de su celebración. Y es lo mismo pero no es igual. Sigue intacta la voluntad independentista de parte de los catalanes, al haber conseguido 66 escaños entre los dos partidos soberanistas, con sus candidatos fugados o en prisión. Sin embargo, igualmente, sigue sin haber una mayoría social independentista. La independencia no ha ganado al art. 155 como dicen, todo lo contrario, el 155 ha permitido unas elecciones democráticas que los soberanistas consideraban ilegales (supongo que ya no), con el resultado que les permite seguir gobernando, pero no como antes. Han conseguido más votos y escaños por separado que juntos, y ahora les toca recomponer esa unidad entre JuntxCat y ERC, sabiendo que no es posible su exclusiva actuación personal para conseguir la independencia, sino que es necesario la voz y voto del Estado. Una cosa es que políticamente los partidos soberanistas exijan al Estado un referéndum pactado, y otra muy distinta que para la reforma constitucional de tan fundamental cuestión es necesario, previos trámites en las cámaras, un referéndum nacional.

La actuación de presión de la CUP le ha pasado factura, así como la falta de posicionamiento de Podemos, bajando ambas formaciones en votos y escaños. Y creo que será más el partido morado el que se ofrezca a los soberanistas para alcanzar la mayoría absoluta, para así seguir figurando, que aquellos pedirles a la CUP no ya su apoyo, sino su simple abstención; pero me temo que estos no cambien y sigan presionando.

Nefasto ha sido el resultado del PP, que era de esperar, al ser la imagen visible de la intervención del Gobierno central en Cataluña con el art. 155, que por otro lado era necesario. Y sin embargo Cs, quien desde el primer momento apoyó al Gobierno de Rajoy, pasa a ser la primera fuerza política, desbancando también al PSOE; habrá que ver en las próximas elecciones generales si sigue quitándole votos a los populares. Los socialistas, aun manteniéndose y ganando un escaño más, están en una situación complicada con su particular visión indeterminada de la independencia y su nación de naciones.

Es paradójico el resultado, por una parte, gana un partido constitucionalista en votos y escaños pero no podrá gobernar por no tener los apoyos necesarios para ello; y por otra, aún uniéndose los independentistas ya saben que no podrán ir por la vía de la unilateralidad. No creo que tengan dificultad alguna en formar gobierno, por mucho que se haya evidenciado la ruptura entre JuntxCat y ERC, esa baza de mantener sus escaños no la van a perder y menos aún Puigdemont al querer reforzar su imagen en Europa, intentando forzar al Gobierno central a pactar, pero sin olvidar que sigue prófugo de la justicia. Y el poder judicial actúa por libre con sometimiento exclusivo a la ley.

Otra cosa a tener en cuenta, el art. 155 dejará de tener vigencia cuando se constituya el Parlamento catalán y se forme el gobierno, cuyos miembros, algunos quizás todavía presos, tendrán que jurar o prometer la Constitución y/o el Estatuto de Cataluña. Ya iremos viendo cómo se desarrolla ese nuevo escenario que parece igual pero que no lo es; y fundamentalmente, cómo incide todo ello en la economía y empresas catalanas. Según el aumento o la pérdida de riqueza, trabajo y cohesión social en Cataluña, serán las claves de la valoración positiva o negativa del resultado de tan atípicas elecciones.

* Abogada