Acaba de celebrarse en Córdoba la XX Semana de la Familia, organizada por la diócesis, con la participación de tres ponentes, --Antonio Rouco Varela, Nieves González Rico y Demetrio Fernández--, que nos han ofrecido sus tres miradas en espléndidas ponencias sobre la esencia de la familia, la importancia de la persona y la pastoral que desarrolla la Iglesia, acorde con su doctrina y con las directrices ofrecidas por el Papa Francisco. No es necesario decir que la familia está siendo gravemente afectada por la crisis y golpeada por el oleaje de una concepción ideológica basada en una ruptura antropológica radical que se asienta sobre algunos pilares básicos e interrelacionados: el relativismo moral, presentado, entre otras cosas, como "extensión de derechos", de nuevos derechos, e inseparable de una concepción del hombre como libertad omnímoda y de una ruptura con la tradición; el laicismo, que poco tiene que ver con una sana "laicidad" del Estado y de la sociedad; y la ideología de género, presentada como "igualdad y no discriminación" pero camuflando o ocultando la carga de profundidad y de destrucción humana que comporta. Nuestras familias viven, sin duda, la crisis económica, pero esta crisis no está sola. Viene acompañada y ahondada por crisis del hombre, de valores y principios morales y de debilitamiento de instituciones tan básicas y fundamentales como la familia, la escuela, la universidad, y con una falta de recursos que todo ello conlleva. Las tres miradas de los ponentes que han participado en la XX Semana de la Familia, celebrada en Córdoba, han contemplado la realidad, ciertamente, pero han ofrecido en sus palabras los verdaderos caminos a seguir. Una frase del obispo, en su conferencia, puede servir como broche final: "La Iglesia tiene ante sí el gran reto de decir lo bonito que es el amor humano en el matrimonio, según el plan de Dios". Nada más y nada menos.

* Sacerdote y periodista