El abogado y expolítico catalán Miquel Roca era ayer --excluyendo a los que fueron absueltos de penas de prisión-- el que recibió con más alegría el fallo de la Audiencia balear sobre el caso Nóos. El rey Juan Carlos le había encomendado en el 2013 la defensa de su hija Cristina, y ayer consiguió su absolución, aunque la infanta tenga que pagar una multa, para la que ya había provisto el doble de los fondos que finalmente se le exigen. Y más contento todavía se habrá puesto Roca tras la decisión del tribunal de adjudicar el pago de las costas a la entidad Manos Limpias, que fue la que acusó a su defendida.