Según César Antonio Molina, Zapatero lo cesó diciéndole que «yo era muy austero y necesitaba una chica joven con glamour en el ministerio de Cultura». Recientemente Pedro Sánchez apeló a idéntico glamour para el ministerio, con un famoso de televisión aunque luego tuvo que ser cesado por razones obvias. Argumentaba Cesar Antonio Molina: «En política hay una idea nefasta: es antipopular elevar el nivel cultural». Viene ahora al caso dicha reflexión tras la supresión de la Religión en la Enseñanza. Creo que hoy esa asignatura no tiene como finalidad el adoctrinamiento sino más bien el conocimiento y el aprendizaje de las humanidades. Como dijo César Antonio Molina en un artículo publicado en El Mundo el pasado mes de mayo: «Nos hemos entregado a una nueva barbarie al descartar las humanidades en los planes de enseñanza, algo fundamental para comprender el mundo, el corazón humano, la sociedad y la civilización democrática». Creo que la otra barbarie, poco democrática, es la de utilizar esa drástica medida para contentar a los socios de la «coalición contra natura». Lleva razón el exministro en el citado artículo cuando dice: «Ha retornado con fuerza la avaricia, el poder a toda costa, los deseos incontrolados, el interés personal sobre el colectivo (...) Liberado el individuo de las creencias religiosas eso supone la pérdida de los valores espirituales (...) la moral, la cultura, el cultivo del espíritu y del ser humano». Cita a Para combatir esta era, de Rob Riemen, donde critica a la socialdemocracia tras su renuncia a luchar por el desarrollo moral y cultural de la sociedad.

* Periodista