Acabo de ver por la tele los cuatro goles que Messi le ha metido al Eibar. Por Internet leo que Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda, abraza la causa del independentismo catalán «porque a Blas Infante se le asesina en la carretera de Carmona, kilómetro cuatro, y murió al grito de viva Andalucía libre, viva Cataluña libre, vivan los pueblos libres, viva el planeta libre, fuera el capitalismo, fuera el imperialismo». Me llama mi sobrino para que reserve fechas porque hay que celebrar un evento familiar de cumpleaños que, en principio, piensa que se hará en una masía de Gerona en mitad de octubre. Me envían un correo por Internet en el que un tal Daniel Estulín, un youtuber lituano que vive en Cataluña, entrevistado en la TV3, dice que «nadie quiere apoyar a Andalucía, que son unos vagos que no trabajan nunca», y en este periódico leo lo que dice el gestor de fondos, Xavi Galilea, un catalán con novia en Córdoba, en la página 15 del domingo 17: quienes reclaman la independencia catalana lo hacen principalmente «porque queremos gestionar nuestros propios recursos. Cataluña da mucho más de lo que recibe a España».

Me viene a la cabeza el lema de los demócratas cristianos de Alemania que luchan por un país en el que poder «vivir bien y ser feliz». A Messi, si en vez de ofrecerle el mundo le dicen que el Barça deberá jugar a partir del 1 de octubre solo con el Mollerusa, el Español, el Girona, el Llagostera y el Sant Anfreu, entre otros, se entristecerá y, seguramente, firmará con otro club que lo enfrente, ¿por qué no?, al Real Madrid de Cristiano Ronaldo. Es que el Llagostera... Sánchez Gordillo tiene la cabeza llena de ideas. Pero su grito de viva Cataluña libre y fuera el capitalismo no casa con Jordi Pujol, Marta Ferrusola y la actividad defraudatoria de su familia ni con las comisiones del 3 por ciento de la antigua Convergència i Unió. Que procatalanes del 1-O recurran al estereotipo de que los andaluces somos unos vagos y que no trabajamos es una tal simpleza que a quienes piensan de tal manera habría que darles unas lecciones de normalidad. Creer que la riqueza de una zona, región, nacionalidad, país, lugar te las ganado por ser mejor que quienes han nacido en la geografía de la miseria es proclamarte insolidario e injusto de nacimiento. A no ser que te hayan educado en una historia manipulada y no tengas capacidad intelectual para ver que lo que busca el ser humano es la felicidad, que se encuentra en el vivir bien y en la amistad.Poco más. Espero que a mediados de octubre, cuando celebremos el referido evento familiar, allí por Girona, Messi siga jugando en el Barça y que nadie me eche en cara, en algún brindis, que «España nos roba».