La grosse koalition , la gran coalición entre cristianodemócratas y socialdemócratas alemanes, echa a andar hoy con una amplísima base parlamentaria y sin que se adivinen tropiezos en su camino.

La composición de este nuevo Gobierno, este Merkel 3 , es un manifiesto a favor de la estabilidad. Al frente habrá una cancillera que sale muy reforzada de las elecciones y de las negociaciones para formar la coalición.

Las dos carteras más importantes están equilibradas. El hasta ahora ministro de Finanzas, el conservador Wolfgang Schäuble (un abogado miembro de la Unión Demócrata Cristiana-CDU, que en el 2012 recibió el Premio Carlomagno por su contribución al fortalecimiento y estabilización de la Unión Europea) seguirá en el puesto, mientras que el líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel ( miembro del SPD, del que es presidente al nivel federal) ocupará la cartera de Economía. No hay peligro de que se neutralicen mutuamente. Ambos, aun procediendo de ideologías distintas, saben lo que es el pragmatismo en el mejor sentido de la palabra y que el momento no está para perder el tiempo en luchas estériles.

Gabriel tendrá además un cometido de gran calado en este Gobierno, y es el de cumplir con la promesa de Angela Merkel, a raíz del accidente nuclear de Fukushima, de cerrar las centrales nucleares alemanas antes del año 2022.

CEDER PARA GOBERNAR EN COALICION

Deberá preparar la transición energética hacia las renovables del modo menos indoloro para la industria y los consumidores individuales. Este cometido especial y la presencia de otros socialdemócratas en carteras importantes, como la de Exteriores, dará al SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania, en alemán Sozialdemokratische Partei Deutschlands ) un peso muy considerable y muy superior proporcionalmente a sus pobres resultados electorales, pero esto es lo que ocurre con las coaliciones. Merkel, si quería gobernar, necesitaba ceder.

La estabilidad que la coalición dará a Alemania es también la estabilidad que Europa necesita. No hay que hacerse muchas ilusiones, pero si algo cambiará es que habrá un clima menos rígido en cuestiones económicas.

Con la implantación del salario mínimo a escala nacional y la reducción de la edad de jubilación en determinados casos, la coalición, sin renunciar totalmente a la austeridad, introduce elementos de flexibilidad que abren nuevas perspectivas.

Superado el inmovilismo europeo de Merkel por motivos internos, Alemania debe ser el socio activo y potente que la Unión Europea necesita.

En su Ejecutivo hay viejas y nuevas caras europeístas, y aunque no cabe augurar grandes cambios la Europa que tenemos está tan desarbolada que poco ya es mucho.