Escribo esta carta con la intención de mostrar el agradecimiento de mi familia y el mío propio hacia la pediatra Mercedes Zapatero. Su familia, sus hijos, sin duda ya conocían el gran aprecio que la gente en general le tenía a su madre, pero según he sabido se han visto superados en el funeral ante tantas y tantas muestras de cariño hacia su madre de personas ‘anónimas’ para ellos, entre las que nos encontramos mi familia y yo. La conocimos en la Cruz Roja al día siguiente de nacer Tomy y luego reconoció a Rocío tras el parto. Desde ese momento se convirtió en «nuestra pediatra». ¡Qué bien elegimos y que gran suerte haber contado con ella! Por ello escribo esta carta, no para su familia, pero sí por mí mismo, pues es de bien nacido ser agradecido, y mi familia y yo le teníamos un gran cariño y humildemente quiero hacer mi pequeña aportación. Mercedes Zapatero era una excelente profesional, amante de su trabajo, al que estaba entregada totalmente y además una gran persona, muy humana y muy sencilla. Las personas que tienen hijos sabemos perfectamente lo que se sufre cuando éstos se ponen enfermos y la gran tranquilidad que supone contar con un buen pediatra al que acudir. En el caso de Mercedes, siendo lo principal eso, que acertaba siempre en sus diagnósticos y prescripciones, además era como si la pediatra fuera nuestra propia madre y la abuela de nuestros niños; ¡qué confianza con ella; qué cariño con nuestros hijos y cómo la querían éstos; qué simpatía! Siempre disponías de su teléfono móvil para llamarla en caso de urgencia, y por supuesto te atendía al momento, aunque fuera festivo; si no podía en ese momento te llamaba ella cuando descubría tu llamada perdida. ¡Qué gran persona! ¡Cuánto te vamos a echar de menos, Mercedes! Tu familia, por supuesto, pero muchas más personas también.

<b>Tomás Alcalá</b>

Córdoba