En la primera vuelta de las primarias del Partido Popular, el hoy presidente del partido, Pablo Casado, quedó en tercer puesto en Andalucía, con un bajo resultado de 1.650 votos. Soraya Sáenz de Santamaría obtuvo 5.600 votos de la militancia, seguida de María Dolores de Cospedal, con 2.900 sufragios. El ‘aparato’ del partido en Andalucía respaldó a la exvicepresidenta del Gobierno, que logró el 54% de los apoyos. Pero en Córdoba --también en Jaén-- fue diferente: el triunfo provincial correspondió a Cospedal, con el 39% de los votos. Casado salió también relativamente bien parado en nuestra provincia, donde Sáenz de Santamaría quedó la segunda, con un 30,9% de los votos y él alcanzó un 28,7%. Así, se puede entender muy bien en clave interna que el primer ‘desembarco’ del nuevo líder del PP en Andalucía haya tenido lugar en Córdoba, donde José Antonio Nieto, valedor de Cospedal, trasladó esta fortaleza a la candidatura de Casado en el congreso celebrado el pasado fin de semana en Madrid. El exalcalde de Córdoba y exsecretario de Estado de Seguridad mantenía una fluida relación con el ahora presidente popular, que lo ha incorporado a su comité ejecutivo.

Así, si la reunión constitutiva del nuevo comité ejecutivo del PP se celebró en Barcelona, con toda la carga simbólica en la que se expresó la importancia que Pablo Casado concede a la grave situación de Cataluña, el siguiente paso destacado se produce en Andalucía. En lugar de en Sevilla, pidió que la junta directiva del PP-A se celebrara en Córdoba, en el terreno de los que han contribuido a su victoria. Ya en su primer discurso, y, el pasado jueves en su primer comité ejecutivo, Casado lanzó al PP de Andalucía un mensaje conciliador e integrador, confirmando al presidente andaluz, Juanma Moreno, como candidato del PP-A a las próximas autonómicas. Este le asegura, por su parte, leal colaboración. No es bueno, no obstante, que la división interna en el PP persista, con Soraya Sáenz de Santamaría y sus principales lugartenientes al margen del nuevo poder, pero está claro que en Andalucía se hará un esfuerzo --la presencia, ayer, de Fátima Báñez es significativa, y a la junta regional asistió Javier Arenas--, pensando además en la posibilidad de que haya un adelanto y las elecciones autonómicas no se celebren en la primavera del 2019, sino en el otoño de este 2018. Para Pablo Casado, las andaluzas pueden ser la primera ocasión para medir su tirón electoral y enfrentarse al PSOE, del que ayer cuestionó con dureza su gestión en Andalucía. Quién sabe, por otra parte, si el Gobierno socialista de Pedro Sánchez podrá mantenerse o se verá obligado también a convocar comicios. Las urnas, por tanto, pueden estar cerca, y Andalucía, que quedó alejada del nuevo líder del PP, es ahora un escenario clave.

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.