La alegría y bullicio de la feria de Villanueva del Duque 2017 se han visto interrumpidos por el repentino y desafortunado fallecimiento de nuestro querido Pascual. Villanueva del Duque está de luto por la dolorosa pérdida de un buen amigo para todos los nacidos en esta pequeña localidad, los todavía residentes, pero también los emigrados, que en estos días comparten sus recuerdos y hazañas junto a Pascual, una persona auténtica. Diversas generaciones arraigadas a esta tierra hoy lo recuerdan: algo que no extraña, ya que Pascual nos deja con una profunda huella.

No permaneció nunca ajeno a la vida social, cultural, política y deportiva de Villanueva del Duque. Mis padres y tíos siempre me relataron una juventud vinculada a La Ponderosa, un lugar que siempre estará en el recuerdo vivo de generaciones enteras que allí disfrutaron de la música en la décadas de los sesenta y setenta. Con Pascual tenía lazos familiares directos (vía materna), pero mi relación fue más bien producto del deporte y la política. Hasta hace poco fui aficionado al FC Barcelona pero, sin embargo, Pascual (junto a Rafael Donato) logró convencerme un verano para que defendiera los colores del madridismo en el equipo local que representaba a la peña madridista La Ponderosa en un torneo veraniego. Muchas fueron las discusiones futbolísticas que tuve con él, pero siempre desde el buen rollo y el enorme afecto mutuo que nos teníamos.

En los último años, y dada mi colaboración con el partido del gobierno local, mi contacto con Pascual estaba estrechamente relacionado con la política, especialmente municipal. A Pascual le encantaba la política, la vivía. Era lo que podríamos llamar un animal político. Había formado parte del núcleo fundacional del centro derecha, no solo en Villanueva del Duque, sino en toda la comarca de Los Pedroches. Muchas fueron las hazañas e historias que me contó, y de las que siempre aprendí cosas, pese a mis conocimientos académicos en Ciencia Política.

Pese a que los dos compartíamos afinidad con las mismas siglas partidistas, ideológicamente nos separaba un abismo. Siempre lo escuché, pero siempre mantuve enormes diferencias: él pertenecía a la generación nacida en la posguerra, y ello, junto a la socialización primaria desarrollada en su infancia, marcaba su pensamiento y acción política. Patriota sin complejos, y un convencido de la derecha política española, así se mostró siempre Pascual, pese a lo que podía afectarle en su negocio. No le importaba. Pascual era auténtico y servicial, y eso fue probablemente su gran valor humano.

Esto es un pequeño homenaje a una persona que nunca dejó indiferente a nadie, y menos a sus paisanos y al pueblo de Villanueva del Duque, por el que tanto hizo. Descansa en paz.

<b>Jesús A. Benítez Amado</b>

Villanueva del Duque