En su periódico del 10 de octubre de 2014, el señor Rafael Mir escribe un artículo sumamente crítico con la Iglesia y el obispo Ajenjo en torno a la inmatriculación de edificios religiosos en la ciudad, en la que entonces era su diócesis. Sin querer entrar ni en descalificaciones, ni en polémica con el señor que escribe el artículo, al que imagino muy enterado del tema, me gustaría manifestarme, con la misma libertad que él, sobre este asunto.

En primer lugar, qué pena que desde el siglo XIX, primero con el expolio sin control de los ejércitos de Napoleón, con el general Soult a la cabeza, de obras de arte propiedad de la Iglesia, conventos que convirtieron en almacenes o cuarteles para sus tropas y caballos, que dejaron arruinados para siempre o que devueltos a sus antiguos propietarios costó muchísimo restaurar, después con la Desamortización de Mendizábal y Madoz que despojó a la Iglesia de conventos y obras de arte; obras de arte que se fragmentaron, se malvendieron o se perdieron para siempre, al perder la función para la que fueron creadas... Ejemplos, San Agustín, Convento de Santa Clara, etcétera. Gracias a esa actuación del "político de turno" la ciudad ha perdido gran parte de su riqueza cultural sin que a nadie parezca importarle.

En segundo lugar pretender que lo que no fue desamortizado a la Iglesia en el XIX o lo que ha recuperado después, porque no era útil al Estado, y que ha seguido desempeñando la función para y por quien fue creado, financiado, cuidado, mantenido, utilizado, se considere ahora que la Iglesia tiene voracidad inmobiliaria, me parece confundir a la sociedad.

Estos edificios nunca han sido de propiedad pública, siempre han sido de la Iglesia: ella los ha levantado, utilizado y cuidado (mejor o peor). Lo único que ha cambiado es la ley, que han hecho los políticos, que obliga o aconseja, no lo sé, a inmatricular los edificios que se pueda demostrar que se ocupan desde un largo periodo de tiempo. ¿Alguien duda de que la Iglesia ocupa la Catedral desde que Fernando III conquista Córdoba en 1236 y se levanta con el nombre de Santa María una iglesia, sobre la antigua mezquita mayor (como Abderraman I, hizo al levantar la mezquita sobre la iglesia visigoda de San Vicente). O que San Miguel, San Lorenzo, Santa Marina... Son edificios eclesiásticos con inmatriculación o sin ella? Me pregunto: ¿Estarían mejor conservadas todas ellas en manos de ayuntamientos, diputaciones, Junta, etcétera? ¿Podríamos disfrutar de ellas como podemos hacerlo ahora? Yo sinceramente creo que no. Un ejemplo: ¿Cuántos cordobeses han podido visitar la iglesia fernandina de Santo Domingo de Silos convertida en Archivo? Muy pocos, ¿verdad? ¿Cuántos pueden visitar diariamente, sin que nadie les pregunte absolutamente nada, sin pagar nada, las demás fernandinas en manos de la iglesia? Todos los que quieran y muchas horas al día.

Angela Díaz Alonso

Córdoba