Una maestra encuentra, entre los deberes de un alumno, la llamada de auxilio de su madre, en lo que parece una de esas situaciones de maltrato que incluyen el encierro de la mujer en su vivienda. Da miedo pensar en esa vida asfixiada y en lo que pueda venir, pero alegra comprobar cómo la sociedad puede poner en marcha mecanismos de ayuda para las víctimas de violencia de género. La denuncia de esa maestra malagueña será una de las mejores lecciones que haya impartido.