El pasado 28 de febrero, Día de Andalucía, despedimos el pueblo de La Rambla, junto con su familia, a un hombre bueno, o mejor dicho, una persona que con su buen hacer, su cercanía, su gran humildad y su profesionalidad elevó la categoría de «médico de familia», a su máxima expresión. Recuerdo que cuando llegó era de los primeros que utilizaba el ordenador con presteza, o bien para consultar tu historial clínico o bien el vademécum, siempre se esforzaba por dar el mejor diagnóstico y su experiencia y la seguridad y tranquilidad que transmitía te hacía sentirte en buenas manos. Su integración en el pueblo no pudo ser mejor. Antonio era natural de Arjonilla (Jaén), pueblo también alfarero y olivarero, y tenía el acento propio de aquellas tierras. Estaba revestido de llaneza, de cercanía, de bondad y gustaba rodearse de amigos. Nuestro querido amigo, el doctor Cano, enseguida se integró, y con todas las personas siempre tenía una palabra amable, divertida, no eludía ninguna conversación y no excluía a nadie de disfrutar de su compañía, era cercano, cordial y sobre todo humano.

Al visitar su consulta, y después del obligado ¡buenos días!, te preguntaba, ¿qué te pasa?, o ¿cómo estás?, después de reconocerte siempre te animaba, minimizaba tu problema, tu dolencia, te hablaba sobre ella, y él se ponía siempre como conejillo de indias de tus padecimientos, igual pasaba con los fármacos, ¡yo, esto es lo que tomo! Él le quitaba importancia a todo, su gran humanidad, su empatía, el cariño con que nos trataba era la mejor medicina que te traías de su visita. ¡Pero si estás muy bien!, ¡ojala estuviera yo como tú!

Cuando sus pacientes enfermaban de manera grave Antonio los visitaba a diario, incluso varias veces, incluidos fines de semana, y ya fuera o no su horario laboral, los atendía, los tranquilizaba, consolaba a la familia y nos llenaba de entereza para despedir al ser querido en su último viaje.

Antonio decía que en La Rambla encontró al gran amor de su vida, a su querida esposa Maria José, «mi Pepa», como él la llamaba. Toda su familia y amigos han cuidado de él hasta el día 27 de febrero de 2017, en que se marchó con tan solo 58 años, para seguir atendiendo a todos los que con tanto cariño despidió y que lo estarán esperando para agradecérselo eternamente, como así lo reconocemos todos los que formamos la ciudadanía de La Rambla. Nos vemos Antonio, un abrazo amigo.

<b>José Manuel Sánchez de Puerta Montijano</b>

La Rambla (Córdoba)