Se clausura mañana la 63 edición de la Feria del Libro de Frankfurt Es la muestra mayor del mundo con 7.500 expositores procedentes de 110 países. Islandia, donde más se lee de Europa, ha sido este año el invitado de honor. Vuelve mi memoria hacia atrás, 1962, cuando la visité por vez primera, y reflexiono sobre aquella feria de proporciones más humanas, fácilmente digerible en cuanto a mirar y hojear novedades. Durante mi etapa profesional cubrí todos los años para TVE ese acontecimiento literario y ya era difícil extraer el grano de la buena literatura, de la paja de tanta banalidad. Quién me iba a decir entonces lo que se avecinaba. Años después, 2008, el artilugio que no necesita papel ni impresión, parpadeaba en muchos estands. Ahora la Feria de Frankfurt ha estado abarrotada de productos digitales que compiten con el libro de papel. Confieso que acabo de rendirme a la tentación y he "pecado" leyendo a Ganivet en una tableta electrónica recién comprada. Sí que es más fácil de transportar cuando se viaja cargado de volúmenes invisibles. Pero donde se ponga un buen libro, elegantemente editado, fácil de subrayar, no tengo la menor duda sobre la elección. Hasta el hábito de pasar la hoja de derecha a izquierda surge ante el libro electrónico. Ya me ha pasado muchas veces, un equívoco que he subsanado apretando un botón de la parte izquierda del artilugio. Pero no hay más remedio que mirar hacia delante aunque sin dejar de otear el pasado. El futuro está en la tableta. Ya ocurrió al sustituir el rollo por el códice.

*Periodista