El máster de Pablo Casado es ya un asunto del Tribunal Supremo. Dado que Casado está aforado como diputado, la jueza Carmen Rodríguez-Medel ha decidido trasladar al TS la causa porque aprecia «indicios de responsabilidad penal» en el título que Casado obtuvo en el Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos, el mismo del máster que le costó la presidencia de la Comunidad de Madrid a Cristina Cifuentes. La magistrada sostiene que ha quedado «indiciariamente acreditado» que el máster se usaba como «regalo o prebenda» sin mérito académico alguno para alumnos «con una posición relevante en el ámbito político, institucional o que mantenían vínculos estrechos de amistad o de carácter profesional» con Enrique Álvarez Conde, el responsable del IDP. Son acusaciones muy graves, que de ser ciertas supondrían un delito de prevaricación administrativa y cohecho impropio. Casado aprobó el máster de Derecho Autonómico tras cursar solo cuatro de las 22 asignaturas (le convalidaron las otras 18). Solo tuvo que realizar cuatro trabajos de unos 90 folios para obtener este título de posgrado, sin ir a clase ni presentar un trabajo de fin de máster, cuando ya era diputado autonómico. Casado ha mostrado esos trabajos, pero no permitió hojearlos, y la URJC ha declarado a la jueza que no le consta ningún trabajo ni otro «rastro documental» que pruebe la participación de Casado en el máster. Casado se ha mostrado absolutamente tranquilo y ha insistido en que no tiene ningún tipo de responsabilidad en este caso, por lo que confía en que el Supremo no llegue a imputarle. Ha asegurado que dará todas las explicaciones que le pidan con respecto al máster, pero no ve que haya ninguna razón para dimitir y tampoco para cuestionar su liderazgo al frente del Partido Popular, a cuyos miembros también ha mandado un mensaje de tranquilidad. La situación es tan parecida a la de Cifuentes que sorprende que la reacción del actual presidente del PP sea la misma que acabó con la carrera de la expresidenta: negarlo todo, no presentar pruebas de los trabajos y referirse a supuestas conspiraciones. La postura numantina ante la acción de la justicia y la negación de la evidencia acabó con la etapa de Mariano Rajoy en el Gobierno y en el PP. Casado se presenta a sí mismo como un cambio de estilo, un modelo de regeneración. Pero en este caso que le afecta directamente su actitud es la que suele tener el PP de siempre en los casos de corrupción: aguantar y descalificar la acción de la justicia. Casado ganó las primarias de su partido restando importancia al caso del máster. Ahora ya está encima de la mesa del Tribunal Supremo con acusaciones muy graves. Quitar hierro ante los medios y exhibir una supuesta «tranquilidad» no hará desaparecer el caso. Puede preguntárselo a Cifuentes.