Bueno, ahora que ya pasó "el mal trago" del "17-A" de Barcelona y todos han quedado tranquilos, al parecer (los unos, el presidente Sánchez y su Gobierno, porque no tuvieron que sacar al Rey escoltado por la Guardia Civil ni la Policía Nacional tuvo que disparar botes de humo... y los otros porque entre col y col vendieron sus lechugas independentistas y republicanas), tal vez sea el momento de, siguiendo los pasos de la Ley de la Memoria Histórica, abrir el baúl de los recuerdos y poner sobre la mesa aquella Ley de Defensa de la República que se inventó el presidente Azaña para salvaguardar el Régimen del 14 de Abril, pues aunque parezca mentira la situación que están provocando los independentistas catalanes cada día se parece más a la de 1931.

Aunque antes no me resisto a meditar sobre ese dicho tan popular y pegadizo que dice que "más vale prevenir que curar" (cosa que viene de antiguo, ya que los romanos lo decían a su modo: "Si vis pacem, para bellum", o el gran cordobés Maimónides: "Si sabes o temes que un mal viene a tu encuentro no esperes a que llegue, sal a buscarlo y lucha contra él antes de que él te ataque... solo así podrás vencerlo"). Porque de eso se trata. De prevenir y atajar el cáncer del "procés" nacionalista hacia la independencia y la República catalana antes de que el Gobierno central, el Estado, se encuentre con el "hecho consumado", aprobado en un Parlament donde tienen mayoría absoluta, en un "Pleno exprés", publicado en el "BOC" y sin tiempo para que actué el Senado y apruebe otra vez el 155. ¡¡ Eso sí que sería un problemón !!

Pero ¿cómo atajar un mal antes de que dé la cara? / ¿Qué cómo? Está claro, evitando que se haga apología del independentismo y de un nuevo Estado catalán. / Eso es imposible, la Constitución ampara el derecho y la libertad de expresión y de opinión, y el Código Penal, también. La opinión no es delito, ni siquiera si va contra el Rey y las instituciones del Estado. / O sea, que el asesino en potencia te está diciendo que en cuanto pueda te va a matar y tú no haces nada, ni la policía, porque eso son "palabras", meras palabras, y las palabras no se pueden detener ni encarcelar... hasta que un día el de las palabras te da tres puñaladas y acaba contigo... ¿y entonces?... ¡Ah, entonces el asesino a la cárcel y asunto zanjado... sí, pero España habrá muerto!

Bien, ahora sí, hablemos de Azaña y su Ley de Defensa de la República. ¿Por qué se inventa Azaña aquella ley, tan pronto y tan dura? Sencillamente, porque antes que los demás miembros del Gobierno y líderes de los Partidos, se da cuenta de que la quema de iglesias y conventos ha provocado que las derechas católicas, los monárquicos y los conservadores, que habían permanecido callados o escondidos el 14 de abril, despierten y empiecen a hablar sin miedo y eso puede pasar a ser algo más que palabras. Y entonces recuerda lo de los romanos y lo de Maimónides y actúa: más vale prevenir que curar. El 20 de octubre, tras ser aprobado en Consejo de Ministros, el propio Azaña presenta por vía "expres" el proyecto y apenas sin debate (algunas voces que lo tachan de dictatorial) la nueva ley se publica en el BOE (21-10-1931). El Artículo 1º lo decía todo en sus seis primeros apartados:

Artículo 1.- Son actos de agresión a la República y quedan sometidos a la presente Ley:

1. La incitación a resistir o a desobedecer las leyes o disposiciones legítimas de la Autoridad.

2. La incitación a la indisciplina o al antagonismo entre institutos armados, o entre estos y los organismos civiles.

3. La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito la paz o el orden público.

4. La comisión de actos de violencia contra personas, cosas, propiedades, por motivos religiosos, políticos o sociales, o la intención a cometerlos.

5. Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado.

6. La apología del Régimen monárquico o de las personas en las que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias, distintivos a unos u otras. (Ver texto ley en www."Diario CÓRDOBA")

Y con aquella ley se acabaron las palabras. Pero, Manolo -le dijo su cuñado, Rivas Cherif, al terminar la sesión en las Cortes- reconoce que te has pasado. La República no está tan en peligro como tú la ves. / Ya lo sé, ya sé que la República no está en peligro, pero para evitar que el peligro nazca es necesario prevenir /... Pues, eso digo yo con el "procés" catalán tal como lo han planteado el huido Puigdemont, la marioneta Torra y los suyos. Prevenir antes que curar.