Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Columbia ha demostrado que las empresas con mujeres en su dirección obtienen mejores resultados económicos. Muchas otras investigaciones contemplan un "estilo femenino de gestión" que se aprecia más efectivo que el estilo de gestión asociado a los hombres. Las mujeres tendemos a dirigir de un modo más participativo y proporcionamos diversidad de perspectivas, experiencias vitales y capacidades para resolver problemas que al parecer contribuye al éxito económico de las empresas.

La rectora de una universidad islandesa ha manifestado que "para salir de la actual crisis hay que abandonar viejos valores y maneras de hacer las cosas y reemplazarlos por valores femeninos". Islandia es el país con el porcentaje más alto de mujeres con empleo, y ahora en situación de crisis ha llamado a sus directivas a subir al primer escalafón, a la toma de decisiones e invertir el modelo económico imperante. Un sistema de inversiones realizado bajo un exceso de testosterona que ha demostrado no ser sostenible primando las ganancias inmediatas, el dinero fácil por encima de los intereses generales y que está uniendo a las mujeres bajo el grito "mujeres islandesas a limpiar el desorden masculino".

Al otro lado, en los países más pobres las organizaciones de ayuda al desarrollo priman las ayudas a las mujeres porque saben desde hace mucho tiempo que ellas son las mejores sostenedoras de los sistemas productivos locales y del mantenimiento de la población en su conjunto.

Ahora con la crisis evidenciamos mejor que no podemos mantener la preponderancia de las visiones y modos de hacer masculinos en la inmensa mayoría de los centros económicos, en sus órganos y consejos de dirección. Podríamos tal vez iniciar una gestión mejorada de la economía, dirigida no por las mujeres solas, pero guiada por un concepto más femenino de la vida. Pensar más a largo plazo, trabajar más en equipo y tomar en cuenta no solo la cuenta de resultados, sino valores más amplios, como el bienestar de la sociedad en su conjunto.

Ya saben: mientras más mujeres, más ganancias para todos. No es solo una cuestión ética o estética. Es una opción inteligente para tiempos de crisis, para escenarios de cambios.

* Empresaria y presidenta del Consejo Social UCO