La gastronomía está de moda. Comer siempre ha sido uno de los mayores placeres de la vida, comer bien se entiende, no solo para echar gasolina al cuerpo y que siga andando. Pero ahora las televisiones, donde antes reinaba el dicharachero Arguiñano, se han llenado de chefs mediáticos, los cocineros se han convertido en los reyes del mambo y en la calle hasta el pobre de la esquina te habla de cómo prepararía él un lenguado en caso de que tuviera cocina y lenguado. Y es que es curioso pero, si se para uno a pensarlo, te das cuenta de que todo este furor por los fogones, las estrellas que algunos lucen como condecoraciones de guerra -la competencia es dura en todos los sectores, y el gastronómico no se libra de ella--, los gastrobares y esa manía por colocar lo de gastro al principio o al final de cualquier palabra ha coincidido con la efervescencia de la crisis. Es como si la angustia por la penuria que nos ronda --o nos rondaba, según los que creen que los malos momentos son ya una prueba superada-- hubiera despertado nuestros apetitos más básicos, entre los que llenar el estómago es el primero.

Rumiaba todo esto a cuento de una encuesta --gastronómica, cómo no-- que ha encendido, aún más, el mes de agosto en las redes sociales. Su promotora, Allianz Global Assistance, la denominó Las 7 Maravillas Gastronómicas de España, y bajo este epígrafe ha congregado a universidades, instituciones, asociaciones, federaciones de hostelería, restaurantes, restauradores y espontáneos en general para que se pronunciaran sobre el plato patrio que más valoran. Exactamente 61.834 votos han sido validados por la organización en esta propuesta que además de promover lo que se cuece en la piel de toro pretendía afianzar eso que ahora llaman la marca España, que es una mezcla de turismo, economía, cultura y españolismo --sin tópicos ni gazmoñerías, por favor-- a partes iguales.

Desde ese punto de vista, bienvenidas sean ocurrencias como esta, aunque arrastren sus piques locales. Así, por aquí no ha hecho nada de gracia que nuestro gazpacho, manjar veraniego por excelencia y gastroembajador número uno del país, no haya pasado de finalista. Los ganadores han sido las papas arrugadas canarias, el jamón ibérico, el pulpo a la gallega, la paella valenciana, la tortilla de patatas, la quesada pasiega y los paparajotes murcianos. Que les aproveche.