En el año 1944 D. José Delgado Roldán, dueño de la confitería San Rafael (1940), dio nombre al pastel conocido como Manolete, hermano pequeño del pastel cordobés (familiarmente pastelón). La historia me la han facilitado Cristina y Elisa Delgado (que ha publicado su primera novela El hombre del tiempo), nietas del fundador, que han recogido el testigo de su padre, D. José Delgado Pérez que, aunque ya jubilado, acude de vez en cuando por el negocio de la calle Cardenal Portocarrero a matar el gusanillo, donde un laborioso grupo humano sigue elaborando el tradicional pastel cordobés y los manoletes, amén de otras «dulzuras». Esta es la historia. El gran torero Manolete era cliente asiduo de esta confitería y de su pastel cordobés en la calle de Juan Rufo y durante su primer viaje a México había probado un pastel de sabor similar al del cordobés --Chilacayote--, lo que comentó a su vuelta. Antes de emprender nuevo viaje a tierras americanas para cumplir con sus compromisos taurinos, Manolete expresó a D. José su deseo de llevarse unos pastelones y así tener un detalle para con sus amigos mexicanos. D. José, en atención al famoso diestro y respetando el mismo sabor, elaboró unas porciones más pequeñas de lo habitual para una mejor conservación durante el largo viaje a América. Y a estas porciones, redondas y más pequeñas, le puso por nombre Manolete, como homenaje a su ilustre cliente.

Al dar a conocer la historia del Manolete, los sucesores de D. José Delgado Roldán aportan un granito «de azúcar» a la celebración del centenario del nacimiento de Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete.

Carlos Valverde Abril

Córdoba