Te pone mucho mandar en las personas? Pues quédate con tu mando, capitán. A mí lo que me entusiasma es mandar en el papel. Delante del folio soy el jefe. Tecleo, garabateo y tacho eligiendo a mi antojo, soltando lo que me da la gana. ¿Puedes tú, amigo, mandar al carajo una actitud negativa, algo sucio que se viene pudriendo ahí, en tu mente, desde hace años? Mandar en la situación, quiero decir, y no en la gente. Si no eres capaz de mandar en ti misma, ¿cómo pretendes ordenarme tal cosa? El mundo está acostumbrado a obedecer, precisamente porque nadie manda en sí mismo. Hay jefes por ahí con algún tipo de problema de alcoba, ellos sabrán, que disfrutan estrujando al personal de la cinta transportadora, gratuitamente. He ahí la cuestión: como su vida es una mierda, tratan de joder la de los demás con su bastoncillo de mando, su pistola o sus músculos. Hombreeeee, que te veo venir, so mierda. Búscate una actividad creativa. Pinta o escribe o canta flamenco. Demuestra lo que sabes hacer, y no ordenes más, bonito. Se te suben los humos cuando llevas demasiado tiempo sin ser escuchado y entonces pataleas como un niño y ordenas para saciar tu vacío interior. ¡Olvídate de los demás, coño! Date un paseo y levanta pesas. Deja que un monitor de lo que sea lidie con tu inutilidad, que te procese hasta conseguir de ti un robot multiusos entretenido y feliz. Intégrate en el rebaño si no sabes añadir nada nuevo, pero deja de mandar y dar tu «opinión» y «consejo». Venga, hombre. Hay demasiadas academias, facultades, institutos, colegios. Con algo más de imaginación y buenos libros se acabaría el problema. Ya sé que eres demasiado tonto como para terminar una página, que lo tuyo es mandar a la gente y obedecer a tu pasado, tus traumas, tu basura interior. No es mi problema. Yo sigo escribiendo y te mando a la mierda pacíficamente, con una sonrisa en la cara.

* Escritor