Donald Trump ha emprendido una cruzada contra la prensa y ha llegado a vetar la asistencia a la Casa Blanca a la CNN, ‘The New York Times’ y Politico. «La prensa es el enemigo del pueblo americano», ha llegado a expresar el presidente de los Estados Unidos. Marine Le Pen también ha puesto a la prensa en el centro de su diana. Recep Tayyip Erdogan ha convertido a Turquía en el país con más periodistas presos en el mundo, superan la centena. De hecho, en el 2016 los periodistas presos en el mundo aumentaron un 22%.

La embestida contra la prensa es mucho más que el ataque a un gremio. El periodismo, con todas sus carencias y sus faltas, pertenece a los ciudadanos. Es el control de los poderosos. La voz de los que no tienen privilegios, poltronas ni tribunas. Una prensa libre, crítica, inteligente y audaz es la garantía de nuestra libertad y el miedo del poderoso. Miedo a perder sus privilegios, a verse obligado a rendir cuentas, a responder por sus mentiras. Sin esa libertad de unos y ese miedo de otros solo existe una sociedad cautiva.

¿Somos conscientes de la deriva que vive Occidente? ¿Nos damos cuenta de hasta qué punto la libertad de expresión y, por tanto, un derecho fundamental está en riesgo? Las amenazas son como las manchas de un líquido viscoso y corrosivo. Avanzan en silencio. Siempre con hambre, siempre encontrando nuevos espacios para extenderse. La historia nos enseña todo lo que podemos perder.H

* Periodista